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Presentación
Quien no crea en Dios, no se acercará a Dios. Quien no crea en la ciencia de Dios, no encontrará a Dios.
El Mensaje Reencontrado XXV, 55
La ciencia de Dios es la alquimia, evidentemente, una materia que, en realidad, no sabemos de lo que habla, su lenguaje críptico es casi imposible de entender, pero, en cambio, sabemos que en ella está contenido el misterio que buscamos.
Y, entonces me dirán: Si los textos son ilegibles y su comprensión no procede de uno mismo, sino que viene dada por transmisión ¿qué hacemos?
Pues insistir y leer libros de alquimia, no para entenderlos de una manera intelectual, sino para utilizar a Mercurio, el dios de los mercaderes y comerciantes y crear un comercio amoroso con los autores de los textos, amar sus palabras a copia de releerlas, pues son ellos los únicos que pueden darnos su comprensión. Y no importa los siglos que nos separen de ellos, Son vivientes de la eternidad y el diálogo entre lo visible y lo invisible es siempre posible.
En un conocido libro alquímico conocido como el Mutus Liber, del s. XVII, aparece al comienzo esta frase: Ora, Lege, Lege, Lege, Relege, Labora et Invenies, es decir, primero ora, pide la comprensión y lee, lee, lee, aunque no entiendas, solo por amor a las palabras y a la obra, cuando hayas comprendido, relee, y entonces sí, trabaja en el laboratorio y encontrarás.
En el Ensayo sobre el arte de la alquimia, el artículo de Emmanuel d’Hooghvorst que recomendamos leer al inicio de estas sesiones, el autor se refiere a la diferencia entre la ciencia moderna y la tradicional y afirma que quien quiera penetrar en los textos alquímicos con el pensamiento científico actual, la alquimia permanecerá herméticamente cerrada para él, pues, como se ha repetido infinidad de veces, es una ciencia divina y oculta y de la divinidad procede el conocimiento de la primera materia.
Así mismo, d’Hooghvorst desvincula la alquimia tanto de la búsqueda del oro vulgar, aunque ha habido adeptos que lo han hecho, como de una realización espiritual o de un proceso psíquico, sino que la alquimia busca la regeneración de la de los tres compuestos del ser humano en su totalidad, como ejemplo cita la anécdota de un yogui que realizó el estado de bisonte tan perfectamente que se negaba a salir de su celda porque “sus cuernos no pasaban por la puerta”, pero que, sin embargo, seguía siendo un hombre, por eso d’Hooghvorst escribió:
“El arte hermético, tiene por objeto la metamorfosis de todo el ser, alma, cuerpo y espíritu, en una indisoluble fusión que hace el milagro de una sola cosa: la Piedra filosofal. Provisto desde aquí abajo del cuerpo glorioso de la resurrección, el adepto que ha acabado la gran Obra, puede salir de este mundo cuando le place, sin pasar por ninguna muerte, o si muere resucita al tercer día…”
En esta imagen que pertenece también al Mutus Liber puede verse la imagen de la escalera de Jacob en la que Dios está en un extremo y el ser humano en el otro mientras que la escalera une los dos extremos, eso es precisamente lo que hace la alquimia: unir lo más bajo con lo más alto, es la ciencia de la regeneración total. Hacer oro del barro, el problema es saber qué es este barro.
Resumen de la primera sesión. Introducción a la alquimia
VER: https://www.arsgravis.com/seminario-la-leyenda-de-hermes-trismegisto-la-alquimia/
La alquimia no busca las riquezas sino la sabiduría, como aparece reflejado en el cuento de Borges que se titula “La rosa de Paracelso” que leímos el primer día.
En relación a la alquimia debe decirse que existe una gran diferencia entre la crisopeya y la palingenesia, respecto de la primera, la que busca el oro. Louis Cattiaux dice de ella lo siguiente:
“No se debe confundir alquimia con crisopeya, pues la alquimia, que es la práctica del hermetismo, es la Ciencia total del ser, mientras que la crisopeya sólo es la parte relacionada con los metales”.
De la palingenesia, que es la regeneración completa de la criatura caída, dice que:
“La palingenesia es el término más elevado de la alquimia, de la misma manera que la crisopeya es el término más bajo. Una corresponde a la ciencia sacerdotal y la otra a la ciencia real o arte real”.
Respecto al oro de los sabios, el Cosmopolita escribe lo siguiente: «El oro de los sabios no es de ningún modo el vulgar, sino una cierta agua clara y pura sobre la que es llevado el espíritu del Señor…»
Y añade: «El oro y la plata de los filósofos es la vida misma…»
Se dice que la obra alquímica primero es un trabajo de Hércules y después un juego de niños, porque adquirir la inteligencia y la comprensión de los textos no es tan fácil, esa es la gran obra, después es dejar hacer a la naturaleza. Como se dice en otra máxima alquímica, “El fuego y el azot te son suficientes” el fuego de la naturaleza y la primera materia, el azot, son los pacientes y los agentes de la obra.
Como se ha repetido muchas veces, la alquimia es una ciencia divina, cuyo amo y señor sería Dios mismo, por ello es tan necesario el oratorio como el laboratorio como aparece en el grabado de Khunrath perteneciente al Anfiteatro de la eterna Sabiduría.
Resumen de la segunda sesión. La leyenda de Hermes Trismegisto, la alquimia
VER: https://www.arsgravis.com/seminario-la-leyenda-de-hermes-trismegisto-la-alquimia/
Nos centramos en la figura del Hermes alquímico, llamado Trismegisto, el tres veces grande, rey, mago y sacerdote, en egipcio Toth, y Mercurio en latín, un héroe civilizador e inventor de las artes y la escritura, Precisamente es en Egipto donde se dice que nació la alquimia que provendría de kemit, la tierra negra. Mercurio también tiene un triple significad pues representa al dios, al personaje mítico y a de uno de los componentes de la obra
Todas las genealogías alquímicas empiezan por Hermes para demostrar que son generaciones del otro mundo. El “el hijo” a quien el adepto transmitirá su secreto.
Hermes es al autor mítico de la Tabla de esmeralda, en la que se demanda la unión de lo más alto y lo más bajo. Su descubrimiento se sitúa siempre en el interior de una cueva o en los sótanos de un templo.
Después de la separación de la Iglesia oriental y occidental, los textos herméticos y con ellos la Tabla, desaparecieron de occidente, a donde regresaron gracias a la invasión musulmana de la península ibérica. Se trata del texto básico de la alquimia que constantemente es recordado en los textos alquímicos a través de los siglos. De ella proviene la sentencia más conocida en alquimia: Lo que es arriba es como lo que es abajo para hacer los milagros de una sola cosa. Recordemos algunos fragmentos:
«Verdadero, indudable, cierto, auténtico / Que lo más alto viene de lo más bajo / Y lo más bajo de lo más alto viene / Realiza las maravillas a partir de algo único… / Su padre es el Sol, su madre, la Luna / El viento lo ha llevado en su vientre / La tierra lo ha nutrido con su leche… / Un fuego que se ha convertido en tierra / Has de separar la tierra del fuego / Y te abrirá los ojos / Lo sutil es más noble que lo espeso / Con suavidad y orden / Donde toma de las luces más altas / Y después se precipita hacia la tierra… / Poseyendo el poder de lo más alto y de lo más bajo»
“Poseyendo el poder de lo más alto y de lo más bajo” Esto es la base de la obra alquímica: la unión de lo más alto con lo más bajo en una única cosa: la piedra filosofal.
Se han hecho infinidad de comentarios a la Tabla de Esmeralda. El primero que se conoce es de Hortulano, pero quizá el más conocido es el que aparece en el Azot de los filósofos de Basilio Valentin en el que aparece el sello que alude a la Tabla con la palabra VITRIOL, un célebre acrónimo alquímico, cuya traducción es “Visita el interior de la tierra y rectificando encontrarás la piedra oculta”, es decir, insiste en que, en la obra alquímica, como en el viaje de Dante, lo importante es atreverse a bajar, ir a lo más bajo, al interior de la tierra, una vez allí rectifica lo que está mal y entonces encontrarás la piedra. Esto es lo que separaría la mística mal entendida, de la alquimia.
Resumen de la tercera sesión. La leyenda de Hermes, la filosofía
VER: https://www.arsgravis.com/seminario-la-leyenda-de-hermes-la-filosofia/
Se dedicó al Hermes filósofo y al redescubrimiento del Corpus herméticum en el s. XV, en Italia. El gran impacto que causó en los humanistas renacentistas como Ficcino y Pico de la Mirandola, y a la influencia que tuvo en el pensamiento y en el arte del Renacimiento, que fue brutal pues en aquellos escritos que ellos situaban mucho antes del nacimiento de Jesucristo, se creía a Hermes contemporáneo de Moisés, ya se anunciaba la venida del Salvador y de un modo mucho más sugerente.
Ficcino tradujo del griego el Corpus Hermeticum en Florencia, y Pico escribió el prólogo de sus 900 tesis, que se conoce como El Discurso sobre la dignidad del hombre en el que cita el Asclepios de Hermes alabando el gran milagro que es el hombre.
En esta época floreció también el interés por la cultura griega y romana y por la cábala que se conoció en Italia gracias a los judíos expulsados de España. Todo ello fue el origen de aquel esplendor del pensamiento, la filosofía y las artes que conocemos por el Renacimiento, y que desgraciadamente acabó muy pronto con el retroceso a la ortodoxia propiciada por el Concilio de Trento
El Corpus está compuesto por 24 tratados y quizá el más conocido sea el El Poimandres donde se describe una iniciación, o un comienzo de un mundo. Explica Hermes
“Un día que había comenzado a meditar sobre los seres, y que mi pensamiento volaba en las alturas mientras mis sentidos corporales estaban atados como les ocurre a aquellos a los que vence un pesado sueño…”
En este momento de éxtasis se le aparece Poimandrés, le pregunta que desea saber y él dice, las cosas que son, su naturaleza y a Dios y entonces:
“contemplé una visión sin límites, todo vuelto luz, serena y alegre, y habiéndola visto, me quedé enamorado de ella. Y poco después, sobrevino una oscuridad terrorífica y sombría, que se dirigió hacia abajo enrollándose en espirales tortuosas, semejante a una serpiente según me pareció. Luego esta oscuridad se convirtió en una especie de naturaleza acuosa, agitada de una manera indecible, que exhalaba un humo como el que sale del fuego, y producía una especie de sonido, un gemido indescriptible. Después brotaba de ella la llamada de un grito inarticulado, tal que yo lo comparaba con el sonido del fuego, al mismo tiempo que, saliendo de la luz, el Verbo santo vino a abrazar la Naturaleza, y un Fuego sin mezcla se lanzó fuera de la naturaleza acuosa hacia lo alto…
Es un texto increíble y hay que leerlo, para comprender a qué se refiere la obra hermética, que no es precisamente la obtención de oro vulgar, sino el conocimiento experimental del sol-oro que aparece cuando lo de arriba y lo de abajo se han unido para hacer los milagros de una sola cosa.
Como decimos, esta época brillante se truncó con la reacción del catolicismo contra Lutero promovida por el Concilio de Trento, que fue un regreso a la ortodoxia. A partir de aquí empezó el canto del cisne del hermetismo europeo.
Resumen de la cuarta sesión. Los antiguos alquimistas griegos
VER: https://www.arsgravis.com/seminario-los-antiguos-alquimistas-griegos/
Los orígenes escritos de la alquimia fue el tema de esta sesión. De la misma época que el Corpus herméticum eran los papiros con fórmulas químicas que se encontraron en Tebas, estos papiros y otros posteriores fueron conservados en el imperio bizantino y en el siglo XIX fueron recuperados y traducidos por M. Berthelot bajo el título La colección de los antiguos alquimistas griegos.
En ellos se recoge una leyenda respecto del origen divino de la alquimia: unos ángeles, ebrios de amor por las mujeres, descendieron a la tierra y les enseñaron las obras de la naturaleza, que és una manera de denominar a la alquimia.
Ostanés, Demócrito y Zósimo son los nombres de los alquimistas más conocidos. De Demócrito, s. III y recopilador de textos más antiguos, recibimos la frase: “Naturaleza se regocija en naturaleza. Naturaleza vence a naturaleza. Naturaleza retiene a naturaleza” que alude a la unión de dos cosas separadas, pero de una única substancia, el cielo y la tierra, lo femenino y lo masculino, y sobre todo el fijo y el volátil. Una naturaleza necesita de la otra y su unión es el comienzo de la obra.
Otra frase célebre que nos han legado esos primeros alquimistas es En to pan. Es decir, todo en uno, o todo es uno, pues según Zosimo todo ha sido compuesto de una sustancia por eso puede cambiar su estado. Esta sola cosa se simboliza por el uroboros, la serpiente que se muerde la cola. Dice Zósimo:
“Esto es el divino y gran misterio, el objeto de toda búsqueda, por eso es el todo. Dos naturalezas, una sola sustancia, porque una atrae a la otra y una domina a la otra”
Esta sustancia se manifiesta bajo la forma de los cuatro elementos que pueden permutarse entre sí a partir de sus cualidades de caliente, frío, seco y húmedo. Y también con los tres componentes de cualquier cuerpo el mercurio, o espíritu, azufre o alma y sal o cuerpo, tres estados de una misma cosa. La frase enseña cómo el volátil se fija atraído por su imán y a su vez el fijo se sutiliza disuelto por el volátil, para hacer los milagros de una sola cosa.
La purificación de la materia que precede a esta unión y que a veces se representa como un sacrificio que la alquimia lo asemeja en ocasiones con la muerte y resurrección de Cristo, sobre todo en las primeras obras Rosarium philosophorum, Aurora Conjurguens o la Pretiosa margarita Novella en las que el proceso alquímico es la base para la obra crística, o viceversa.
Resumen de la quinta sesión. Alquimia taoísta, el infinito abierto
VER: https://www.arsgravis.com/seminario-la-alquimia-taoista-el-infinito-abierto/
Dedicada a la alquimia taoísta y a la alquimia oriental, de la que hasta este siglo que se desconocía casi todo en occidente. Se sabe de algún texto de alquimia china del s. II a C. pero textualmente empieza en el s. III después de Cristo (no deja de ser curiosa la similitud con la alquimia griega)
El pensamiento extremo oriental nos es muy desconocido y aun lo sería más si no fuera por la traducción de Richard Wilhelm del I Ching, llamado precisamente el libro de los cambios o de las metamorfosis. Después, él mismo tradujo un texto del que se poseen muy pocos originales conocidos llamado “El secreto de la Flor de oro” que se refiere a la obtención del elixir de la inmortalidad por medio de la circulación de la luz dentro del horno o atanor que muchas veces se representa por el cuerpo humano. Fue prologado por Jung.
Pero, sobre todo, hablamos de una imagen, de un círculo vacío como de algo lleno de posibilidades, como un caos y un fundamento para la alquimia o al menos para la transmutación del ser.
También como una imagen de la apertura a todo, la forma sin forma que da origen a todas las formas. Estas formas serían primero el ying y el yang y seguidamente los trigramas y hexagramas deI I Ching, el libro de las mutaciones. El arte de cómo los opuestos se permutan entre sí mediante lo mediano
Si bien los dos lenguajes, oriente y occidente, son muy distintos, ambos se refieren al fijo y al volátil, a lo manifestado y a lo no manifestado, y los símbolos son muy parecidos, aunque en Oriente se habla más del Elixir que de la piedra
Por último, se aludió a la escuela de Kioto, cuyo fundador, Nishida Kitaro, decía: “La desaparición del pequeño yo, conduce al despertar, pues, no es una realidad particular, sino que está conectada a la conciencia de Dios”. Esta desaparición o este llegar a la nada, no es nada, sino un paso hacia la fusión con la conciencia de Dios.
Resumen de la sexta sesión. Mitología y alquimia
VER: https://www.arsgravis.com/provisional-mitologia-y-alquimia/
La mitología, como la alquimia, utilizan la alegoría, es decir, que las historias y los mitos que aparecen en la Odisea o en la Ilíada querrían decir una cosa distinta de la aparente. Ambas serían historias de caballeros, como los de la Tabla redonda en búsqueda del Grial o en este caso en búsqueda de su oro. La Odisea era tenida por la Biblia de los griegos.
Uno de los primeros mitos se refiera al dios Osiris, la semilla divina, que resiste los ataques de su hermano Tifon, el fuego infernal, gracias a Isis, su también hermana y esposa celeste. Ambos darán a luz a Orus, el sol-oro que reinará en la tierra de Egipto
La mitología enseña la ciencia de las transformaciones, las metamorfosis, recordemos Ovidio, la multitud de dioses, seres y transformaciones que ocurren en los mitos conducen a un porqué de todo ello que no es otro que el sentido metafísico o alquímico, y no el cosmológico como se cree en la actualidad. Los humanos se unen con las divinidades y se deifican (catasterizan) o se vuelven inmortales. El héroe, como Hércules o Telémaco, es el prototipo del alquimista.
Los dioses mitológicos Saturno, Júpiter, Neptuno y Marte son también elementos alquímicos, fuego, agua, aire y tierra, y, como sucede con los cuatro ases de la baraja, al combinarse en el juego, dan lugar a toda la creación.
Uno de los alquimistas que más vincularon la alquimia con la mitología fue Michael Maier que en 1613 publicó la primera interpretación directamente alquímica de los mitos clásicos titulada Arcana Arcanissima, o Los secretos secretísimos y más tarde, otra obra titulada Atalanta fugiens, que es un libro magnífico formado por unos emblemas, unas composiciones musicales y la explicación alquímica de dichos emblemas. Maier, Dom Pernety con sus Fábulas desveladas y más tarde Emmanuel d’Hooghvorst son unos excelentes ejemplos de la reunión de estas dos disciplinas.
Resumen de la séptima sesión. Una aproximación a Herreros y alquimistas de Mircea Eliade
VER: https://www.arsgravis.com/una-aproximacion-a-herreros-y-alquimistas-de-mircea-eliade/
Dedicada a la obra de Mircea Eliade titulada “Herreros y alquimistas” se estudió la relación de las sociedades arcaicas con los metales y el fuego, a raíz del descubrimiento del poder del fuego para cambiar el modo de ser de la substancia.
El herrero y el chaman son los maestros del fuego y los metales, un fuego que al igual que los metales, llegaba del cielo o se descubría dentro de la tierra.
El origen sobrehumano del metal le confiere una cierta ambivalencia, pues puede ser de tanto de origen divino como demoníaco. De aquí que en ciertas culturas el arte de la forja se asocie con la soberanía y en otras despierte tantos recelos y temores.
El fuego tiene el poder de hacer lo que la tierra hace con los metales, madurarlos, pero de un modo más rápido. En este sentido se afirmó que lo que está dentro de la tierra está vivo ya sea una simiente vegetal o mineral, por eso hay una relación entre la agricultura y la metalurgia. Ambas técnicas reproducen el proceso que sufre la semilla divina enterrada en el interior del ser humano.
Los meteoritos o las piedras caídas del cielo tenían un valor superior al oro. Las leyendas decían que de ellas nacían los dioses, como Mitra al que se creía nacido de una roca el 25 de diciembre, y al que en la imagen vemos con el fuego en una mano y una espada de metal en la otra.
La pasión y resurrección del dios simbolizada por el toro de Mitra se proyecta sobre la materia y de este modo los metales que padecen una serie de metamorfosis que se representan por cuatro colores: nigredo, albedo, citrinitas o cauda pavonis, y rubedo.
Resumen de la octava sesión. La astrología y su relación con la magia
VER: https://www.arsgravis.com/seminario-la-astrologia-y-su-relacion-con-la-magia/
Dedicada a la astrología, que es una ciencia tradicional, y a su relación con la magia, recordemos que los primeros que fueron a adorar a Jesús eran unos reyes astrólogos también magos
La astrología nos habla de las cualidades de las fuerzas celestes y de su influencia en el ser humano, mientras que de la magia podríamos decir que es la trascendencia de la astrología pues es el ser humano quien usa estas fuerzas para influir en la naturaleza, como sería el caso de la magia vulgar, o para cooperar o participar con el creador en la gran obra de la naturaleza.
La astrología podría tener su base en el mito de Er, el soldado muerto que puede ver lo que les sucede a las almas antes de encarnarse, después de escoger su destino, su daimon, el alma bebe del Leteo y olvida todo lo que ha visto.
Puede decirse que la astrología forma parte del arte de la memoria, pues nos recuerda el estado del cielo y las fuerzas que lo regían cuando nacimos. Las potencias del aire de Dionisio Aeropagita.
El cielo está dividido en doce espacios o casas por las que transitan los siete planetas tradicionales que llevan los nombres de las antiguas deidades. Cada uno de ellos responde a una idea arquetípica, Marte, por ejemplo, representaría a la valentía o la ira, mientras que Venus representaría el amor o la lujuria y así con todos ellos.
Todo ello tuvo un descalabro con Copérnico pues de pasó de un sistema geocéntrico a otro heliocéntrico, pero no cambió su simbolismo pues el objeto de conocimiento de las ciencias tradicionales es siempre el ser humano.
Los alquimistas también tienen en cuenta la astrología pues afirman que existe una astrología celeste y otra interior o terrestre. En cada ser humano alienta una partícula del alma del mundo y en ella están comprendidos los planetas y las constelaciones, así existen unos astros interiores que resuenan o deberían estar en armonía con los exteriores.
Ambas ciencias, alquimia y astrología, trabajan con las mismas cualidades elementales, agua tierra, aire y fuego, y existe una correspondencia directa entre los planetas y los metales, a Marte, por ejemplo, le corresponde el hierro, mientras que el metal de Venus sería el cobre o el del Sol, el oro y el de la Luna, la plata.
Conclusión
Presentamos ahora unas imágenes de la Philosophia reformata de Johann Daniel Mylius donde se explica la obra alquímica en imágenes. En ellas aparece un personaje viejo y enfermo, su alma y su espíritu le abandonan. Después se presenta como un rey al que asesinarán sus enemigos y su cadáver será visitado por una turba de cuervos; sin embargo, volverá a renacer, perdonará a sus verdugos y los ennoblecerá por medio de su poder regenerado. El autor denomina a cada una de las seis imágenes del modo siguiente: 1- nigredo, representada por la muerte del personaje principal. 2- conjunción, aludida por la figura del rey entre la rosa y el lirio. 3- mortificación, expresada por la masacre del rey. 4- putrefacción, que se representa por medio de las calaveras y los cuervos. 5- albificación, cuando aparece la luna coronando a los siete planetas. 6- Y rubificación, cuando aparece el sol coronando a los mismos planetas.
Disolver y coagular sería el resumes de la obra alquímica, que empieza con la revelación de la primera materia.
Para terminar, quisiera leer un texto de un alquimista árabe, el jeque Ahmad Ajsa’i, recogido por H. Corbin en su obre Cuerpo espiritual y Tierra celeste, que utiliza el símbolo del vidrio para referirse al cuerpo espiritual o de resurrección y su relación con el fuego que creo que es muy explícito para aproximarnos al lenguaje alquímico.Dice el jeque:
«Vemos por ejemplo el vidrio, que procede del cilicio y la potasa; ambos densos y opacos, son los homólogos del cuerpo material elemental (cuerpo de carne perecedera) que todo el mundo conoce. Se le somete a fusión y las impurezas y opacidades desaparecen de modo que el vidrio se vuelve diáfano… En este momento es análogo al cuerpo espiritual, que perdura “en la tumba”, es decir, en Hurqalya, y recibe “quietud y estancia paradisíaca”.
Si se lleva de nuevo al vidrio al punto de fusión, si se proyecta sobre él el material adecuado para amalgamarse con la masa se convertirá en cristal. Si sobre este cristal se proyecta la droga de los filósofos que es el Elixir de blancura, se convertirá entonces en un cristal resplandeciente al sol (…) sigue siendo vidrio y, sin embargo, es algo distinto al vidrio, un vidrio al que le ha ocurrido algo que lo ha purificado tan completamente que ahora pertenece a un nivel superior al primero. Este cristal incandescente es similar al cuerpo astral que acompaña al espíritu en el momento del exitus, cuando este sale de su cuerpo material elemental.
La segunda vez que (el cristal resplandeciente) ha llegado al punto de fusión y se ha proyectado sobre él el Elixir, se ha convertido en diamante (…) El hecho de que ahora sea un diamante indica también que el diamante estaba oculto en el fondo esencial de la sustancia mineral, porque su composición es el resultado de dos principios muy conocidos, el mercurio y el azufre, tal como establece la física. Y este diamante liberado del cristal, este cristal liberado del vidrio, ese vidrio liberado de la opacidad mineral, es similar al cuerpo de resurrección».
Conocer los tres fundamentos hereditarios del hombre es poseer la ciencia. El alma que viene de Dios, el espíritu que viene de los astros, el cuerpo que viene de la tierra.
Quien libera al hombre sepultado lo recibe todo del Padre, por medio de la Madre y del Hijo manifestados claramente. «No predicamos el viento ni el humo ni la ceniza, predicamos la vida salva en alma, en espíritu y en cuerpo resucitados.»
El Mensaje Reencontrado II, 88