Presentación del primer capítulo del ‘Tai-I-Gin-Hua-Dsung-Dschi’ (El secreto de la flor de oro) con un resumen visual de otro antiguo tratado titulado ‘Xin-Ming-Gui-Zhi’ (Principios de la innata disposición y de la existencia), no editado en castellano. Edición de Raimon Arola y Lluïsa Vert.

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Presentamos dos ejemplos de lo que se ha llamado, con razón, alquimia china; el primero es muy conocido pues C. G. Jung lo comentó largamente, el segundo pertenece a una obra que aún no ha sido traducida al castellano. A partir de los comentarios de Jung a la traducción de Richard Wilhelm de El secreto de la flor de oro, se ha hablado mucho en Occidente de la circulación de la luz y se ha dejado algo marginada su fijación que, al fin y al cabo, es lo que produce el Elixir de la inmortalidad, el equivalente al Oro potable en el lenguaje alquímico occidental.

El Elixir de la inmortalidad, el equivalente al Oro potable en el lenguaje alquímico occidental.

Richard Wilhelm, el traductor de El secreto de la flor de oro sitúa el origen de la tradición alquímica taoísta, en la se enmarca este texto, en el periodo Tang durante el siglo VIII, y sugiere que su fundador fue el adepto Lu Yen, uno de los ocho inmortales.[1] En el capítulo que presentamos puede verse que su fin es la fijación  de la luz que se representa como un nuevo nacimiento, no en este mundo, sino en el cielo. Y aquí aparece una enseñanza que complementa lo que predican las religiones tradicionales, nacer en el cielo, sí, pero teniendo en cuenta que el cielo no es una extensión azul que flota por encima de nuestras cabezas sino que, como aparece en el texto: “El Cielo es el lugar donde la corporeidad es engendrada en la casa de lo Creativo. Si se continúa en ello mucho tiempo, nace de manera enteramente natural, aparte del cuerpo, otro cuerpo de espíritu”.

Este proceso aparece reflejado también en el resumen visual del tratado titulado Xin-Ming-Gui-Zhi, (‘Principios de la innata disposición y de la existencia’), publicado en 1615, durante el dominio Ming, y cuyo autor sería el adepto taoísta Yi. Con sus grabados en madera se ilustran las distintas prácticas de la alquimia taoísta desde el comienzo de la iluminación hasta la coagulación de la luz en forma de un embrión que toma forma y aparece a la vista, imagen del puer aeternos o la eterna juventud, uno de los fines perseguidos por la ciencia alquímica.

El Cielo es el lugar donde la corporeidad es engendrada en la casa de lo Creativo. Si se continúa en ello mucho tiempo, nace de manera enteramente natural, aparte del cuerpo, otro cuerpo de espíritu”.

 

1. LA CONCIENCIA (CORAZÓN) CELESTIAL EN ‘EL SECRETO DE LA FLOR DE ORO’

El Maestro Lu Dsu dijo: Lo que es por sí mismo se llama Sentido (Tao). El Sentido no tiene nombre ni figura. Es la vida una, el espíritu primordial uno. No se pueden ver esencia y vida. Están contenidas en la Luz del Cielo. No se puede ver la Luz del Cielo, está contenida en ambos ojos. Seré hoy vuestro acompañante, y os revelaré primero el secreto de la Flor de Oro del Gran Uno, para explicar en detalle el resto a partir de ahí.

El Gran Uno es la designación de aquello que nada tiene por encima de sí. El secreto de la magia de la vida consiste en utilizar la acción para llegar a la no–acción. No se debe querer saltar por sobre todo y penetrar directamente. La máxima trasmitida es tomar entre manos el Trabajo sobre la esencia. Al hacerlo lo que importa es no caer en falsos caminos.

La Flor de Oro es la Luz. ¿Qué color tiene la Luz? Se toma la Flor de Oro como alegoría. Ésta es la verdadera fuerza del Gran Uno trascendente. La frase: “El plomo de la región del agua tiene sólo un sabor”, lo indica.

En el Libro de las Mutaciones ( I Ching o Yijing ) se dice: “El cielo engendra el agua por medio del Uno”. Esto es justamente la verdadera fuerza del Gran Uno. Si el hombre alcanza ese Uno se vivifica; si lo pierde, muere. Pero aunque el hombre viva en la fuerza (aire) no ve la fuerza (aire), así como los peces viven en el agua pero no ven el agua. El hombre muere cuando no tiene ningún aire de vida, así como los peces perecen sin agua. Por lo tanto, los adeptos han enseñado a la gente a tener firme lo primordial y a preservar el Uno: ése es el curso circular de la luz y la preservación del Centro. Si se preserva esta legítima fuerza, puede uno alargar su tiempo de vida y aplicar luego el método para crear un cuerpo inmortal “fundiendo y mezclando”.

Pero aunque el hombre viva en la fuerza (aire) no ve la fuerza (aire), así como los peces viven en el agua pero no ven el agua

El Trabajo del curso circular de la Luz reposa enteramente sobre el movimiento retrógrado, de modo que se concentre los pensamientos (el lugar de la Conciencia Celestial, el Corazón Celestial). El Corazón Celestial se halla entre el Sol y Luna (es decir entre ambos ojos).

El Libro del Castillo Amarillo dice: “En el campo de una pulgada, de la casa de un pie, se puede ordenar la vida”. La casa de un pie es el rostro. En el rostro, el campo de una pulgada: ¿que podría ser sino el Corazón Celestial? En medio de la pulgada cuadrada mora la magnificencia. En la sala purpúrea de la Ciudad de jade mora el dios del vacío y la vitalidad extremos. Los confucianistas lo llaman: centro del vacío; los budistas: terraza de la vitalidad; los taoístas: la tierra de os Antepasados o Castillo Amarillo u oscuro desfiladero o espacio del Cielo anterior, El corazón celestial es igual a la morada, la Luz es el amo de la morada.

Por lo tanto, así que la Luz vaya en curso circular, comparecen ante su trono las fuerzas del cuerpo íntegro, como cuando un santo rey ha tomado la ciudad capital e instituido la ordenanza básica todos los estados se aproximan con dones tributarios, o como cuando el señor está tranquilo y claro, siervos y criadas obedecen por sí mismos sus mandatos y cada cual hace su trabajo.

Por lo tanto, necesitáis sólo poner la Luz en curso circular; éste es el secreto más alto y prodigioso. La Luz es fácil de mover, pero difícil de fijar. Si se la deja correr en círculo suficiente tiempo, se cristaliza: éste es el cuerpo–espíritu natural Este espíritu cristalizado se forma más allá de los nueve Cielos. Éste es el estado del que se dice, en el Libro del Sello del Corazón: “Silente vuelas durante la mañana hacia arriba”.

Necesitáis sólo poner la Luz en curso circular; éste es el secreto más alto y prodigioso. La Luz es fácil de mover, pero difícil de fijar.

En la ejecución de esa máxima no necesitáis buscar ningún otro método, sino simplemente concentrar vuestros pensamientos sobre eso. El Libro Leng Yeng dice: “Mediante la concentración de los pensamientos se puede volar y se nacerá en el Cielo”. El Cielo no es el extenso cielo azul, sino el lugar donde la corporeidad es engendrada en la casa de lo Creativo. Si se continúa en ello mucho tiempo, nace de manera enteramente natural, aparte del cuerpo, otro cuerpo de espíritu.

La Flor de Oro es el Elixir de Vida (Gin Dan, literalmente Bola de Oro, Píldora de Oro). Todas las mutaciones de la conciencia espiritual dependen del corazón. Hay aquí un secreto hechizo que si bien concuerda de manera por entero exacta, es sin embargo tan fluente que tiene necesidad de extrema inteligencia y claridad, y extrema absorción y tranquilidad. Sin esa extrema inteligencia y entendimiento máximo los hombres no hallan el camino de la aplicación del hechizo, sin esa sumersión y tranquilidad extremas no pueden tenerlo firme.

 

RESUMEN VISUAL DE OTRO ANTIGUO TRATADO TITULADO ‘PRINCIPIOS DE LA INNATA DISPOSICIÓN Y DE LA EXISTENCIA’.[2]

1. Representación de la iluminación universal.
2. Representación de la iluminación reflejada o en el dorso.

3. Representación del gran caldero, el pequeño caldero y el horno. Un hombre en postura meditativa practica la alquimia interna. El gran caldero se refiere a la fabricación del elixir por el refinamiento de la esencia y el espíritu. 4. Representación de la práctica llamada “Lava el corazón y retíralo a un lugar oculto” o “Lava el corazón y limpia los pensamientos”. Al principio no se conoce la regulación del fuego y eso causa enfermedades, angustia y agitación.

5. Grabado que ilustra la práctica conocida como “Poner el elixir en el trípode milagroso. 6. Representación de la práctica llamada “Recoger la medicina para devolverla al frasco”.

7. Grabado que ilustra la práctica conocida como “Recoger fuego y transportar oro”. 8. Con este grabado se alude a “La relación entre el cielo y la tierra”.

9.Representación de la práctica llamada “Poner el milagroso elixir en el trípode”. 10. Con esta imagen se alude a “Respetar los tiempos de la cocción”.

11. Representación de la práctica llamada “Alimentar y hacer que crezca el sagrado embrión”. 12. El siguiente alude al momento en el que “El niño toma forma y aparece” y  tiene que ver con la fijación de la luz

13. Grabado que ilustra la práctica llamada “Purificación de la forma en el vacío verdadero” y que se refiere al estado final en que espíritu y forma son uno.

 

NOTAS

[1] Wilhelm lo considera también el autor de  los preceptos contenidos en El secreto de la flor de oro, si bien en el libro se presenta como el patriarca Lu Dsu. A sus palabras se agregaron unos comentarios más tardíos pero nacidos de la misma tradición y que no incluimos.

[2] Las ilustraciones y sus comentarios proceden de  Wikimedia Commons, y éstas a su vez de la Wellcome Library, Londres

 

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