Sesión a cargo de Pere Sánchez Ferré. Gemma Molina Liñán, ha transcrito la segunda conferencia del ciclo “El Mensaje Reencontrado y las fuentes tradicionales” realizada en la Biblioteca Pública Arús. Al final de la transcripción está la información del ciclo.

Vamos a continuar con este ciclo de conferencias sobre El Mensaje Reencontrado y, en este caso, vamos a hablar de la cábala judaica, es decir, de la cábala original.

Para ello, empezaremos recordando que la cábala no se fundamenta en conocimientos intelectuales, sino en una revelación que Dios concede y que es el instrumento privilegiado para penetrar el sentido oculto de los libros sagrados y de nosotros mismos. Veremos también que El Mensaje Reencontrado contiene un sentido oculto y le acompaña una forma de cábala.

El Mensaje Reencontrado es un libro un poco singular, se puede decir que único, ya que es un libro que enseña a leer, que lo contiene y lo explica todo, que pone de manifiesto el sentido oculto de las Escrituras, ya que el sentido oculto de éstas siempre es cabalístico y alquímico.

Pero primero, ¿qué es la cábala? La cábala es el sentido hermético de la tradición espiritual del judaísmo, es decir, de la revelación escrita. A una revelación escrita, tradicional e inspirada, le acompaña siempre una tradición oral. Esta tradición oral es, de hecho, el origen de la tradición escrita y al mismo tiempo es la que contiene las claves hermenéuticas y exegéticas que permiten comprender el sentido profundo del texto. Esto no sucede sólo en el judaísmo, sino que sucede en todas las tradiciones originales.

A una revelación escrita, tradicional e inspirada, le acompaña siempre una tradición oral. Esta tradición oral es, de hecho, el origen de la tradición escrita y al mismo tiempo es la que contiene las claves hermenéuticas

Hay que diferenciar también la historia de la cábala, es decir, la de sus testimonios escritos, de la realidad de la cábala, que es oculta, y que no tiene historia porque nos habla de una realidad que está fuera del tiempo. Es el olam habá (el mundo por venir) en este mundo, un mundo divino que se presenta con palabras de este mundo porque es la única manera de hablar de la gama de colores a los ciegos que somos nosotros.

La palabra cábala proviene del verbo hebreo qibel (קבל), que significa ‘recibir’, y corresponde al latín tradere, ‘recibir de mano en mano’. La cábala es la transmisión de un secreto que se realiza de mano a mano y no de boca a oreja. Es algo que se transmite de forma secreta, por la gracia de Dios, de maestro a discípulo.

Moisés en el Sinaí, grabado de Gustave Doré

En el Pirké Aboth Matziliah (c. 380 d. C.) se dice que «Moisés recibió la Torah en el Sinaí», pero también puede leerse que la recibió «del» Sinaí (es la misma letra mem pero con otra vocalización). En hebreo Sinaí (סיני) significa ‘zarza’, pero también ‘barro’, y la cábala enseña que Moisés recibió un cierto barro magnético que no moja las manos. Este barro corresponde a la Primera Materia de los alquimistas, aquí llamada Torah. Y continúa diciendo: «Moisés recibió la Torah del Sinaí, después la transmitió a Josué, Josué a los ancianos y los profetas la transmitieron a los hombres de la Gran Asamblea».

En hebreo Sinaí (סיני) significa ‘zarza’, pero también ‘barro’, y la cábala enseña que Moisés recibió un cierto barro magnético que no moja las manos. Este barro corresponde a la Primera Materia de los alquimistas, aquí llamada Torah

Esta transmisión la realiza el maestro, mediante Dios, y el discípulo recibe un don, el don de la Torah. Porque la Torah es un libro, pero la palabra Torah proviene del verbo irah (ירה), que significa ‘regar’ y ‘fecundar’ en hifil. Y el verbo hará (הרה) tiene el sentido de ‘enseñar’ y ‘concebir’. Por lo tanto, la Torah es el fruto de una fecundación y de un regar, de un agua del cielo que riega nuestra tierra. Las mismas palabras nos instruyen acerca de su primer y verdadero significado

Aquí vemos que solo unos pocos han recibido, pero el pueblo ¿qué ha recibido? El pueblo recibe la Escritura, la religión creada a partir de ella, un culto, unos ritos y un marco de valores y prácticas sociales e individuales. Ello posibilita que todos los individuos puedan permanecer religados a la revelación y así obtener la salvación y la vida eterna

Y volviendo a aquel barro magnético, la primera materia de la vida nueva que recibió Moisés ¿qué nos dice El Mensaje Reencontrado? Pues se refiere a este barro con las siguientes palabras (XXII, 57-57’):

            «Si habéis encontrado la unidad del Único, romped las páginas del Libro y dejadlas volar al viento tarareando una alegre canción.»

            «Si no, no os separéis de ellas ni de día ni de noche hasta que penetren vuestro     entendimiento y hasta que os conduzcan al barro que no moja ni mancha nada.»

Lo deseable e imprescindible es que algunas personas actualicen, con la ayuda de Dios, la experiencia que en su tiempo vivieron Moisés y los demás profetas y patriarcas. Pues no hay cábala sin transmisión, sin actualización, aquí y hoy, del misterio del Verbo encarnado, que es el del Mesías (םשׁיח), palabra hebrea que significa ‘ungido’.

De esta transmisión nos habla también El Mensaje Reencontrado (XXXIX, 3’):

            «(…) El Señor visita a sus verdaderos sacerdotes y los ilumina por medio de sus      sacerdotes verdaderos. El que recibe descubre al que da, y calla.»

La prueba de que Dios se ha encarnado en algunas personas es que éstas han escrito textos que les han sido revelados. La Escritura es, pues, el fundamento del saber espiritual y de la experiencia física que lleva a la completa regeneración del ser humano en este mundo, de ahí la importancia que se da al texto revelado. Los cabalistas afirman que, en este mundo, Dios está particularmente en dos lugares: en las Escrituras y en cada uno de nosotros.

De ello se ocupa igualmente El Mensaje Reencontrado en varios versículos. Citaremos dos de ellos:

            «(…) Así pues, no nos separemos nunca de los libros santos, que hilan el vínculo que nos une al Señor de toda sabiduría. » (VII, 63’)

            «El Libro es como el arca que lleva y transmite el secreto del Único. Muchos lo       llevarán, pero pocos lo penetrarán.» (XXIII, 61’)

El comentario también es fruto de una revelación. Es decir, el texto revelado es incomprensible, cerrado, y quien lo abre, quien proporciona su sentido profundo, es un conocedor. Pero sigue siendo algo exterior. En realidad, lo que se nos pide es que nos busquemos a nosotros mismos ya que poseemos una luz oculta que es de la misma naturaleza que la luz que está oculta en las Escrituras y, por lo tanto, hay una empatía sobrenatural entre ambas. Se dice también en El Mensaje Reencontrado:

«El verdadero culto de Dios se practica en el corazón y su santa búsqueda se opera en el estudio de las sabias escrituras y por las operaciones de la fe en acción en el mundo.» (XXII, 35)

El verdadero culto de Dios se practica en el corazón y su santa búsqueda se opera en el estudio de las sabias escrituras y por las operaciones de la fe en acción en el mundo

Recordemos que el Dios que nos habita puede ser llamado también ‘libro’. ‘Libro’ porque todos contenemos un libro que  está cerrado con siete sellos (Apocalipsis 5, 1) y sólo el Único Espíritu puede abrirlo. Cuando esto ocurra, nos leeremos y nos conoceremos. Nos será revelado el misterio. ¿Cuál? El de nuestro Dios, que está dentro y no fuera.

Dice el Zohar que: «el Santo, bendito sea, posee un lugar llamado ‘libro’» (Sección Beschalah II, 56a). Este lugar está en cada uno de nosotros. Por lo tanto, la importancia de las Escrituras es capital. En El Mensaje Reencontrado encontramos un versículo que dice:

«Salvemos a nuestras santas Escrituras de la desaparición a fin de que nos salven también de la muerte extranjera». (XXIV, 47’)

Nuestras almas han «bajado» a este mundo –el mundo es el ser humano carnal– para adquirir un cuerpo de luz, y no de carne putrescible, y ahora se encuentran encerradas en un lugar que no es el suyo, pues por su naturaleza divina están dotadas para vivir eternamente en el paraíso y conocer el verdadero amor.

Nuestras almas han «bajado» a este mundo para adquirir un cuerpo de luz

La cábala nos instruye acerca del misterio de la caída en numerosos pasajes bíblicos. En uno de ellos se nos dice que Israel se encontraba cautivo en Egipto (Éxodo 1, 1 y sg.), pero Moisés liberó a su pueblo y lo condujo hasta la tierra prometida (Éxodo 14 y sg.).

De hecho, estos pasajes –como toda la Biblia– deben interpretarse cabalísticamente, así comprenderemos que el pueblo hebreo es el alma inmortal en cada uno de nosotros. Y ésta se encuentra dominada por el Faraón, que es el hombre exterior, carnal, pues todos «explotamos» al Dios que nos habita. Todos vivimos de él, aunque muchos lo ignoren. Sin embargo, es la raíz de nuestra vida y de él proceden las facultades que nos hacen propiamente seres humanos: la conciencia, el habla, la razón superior, etc.

Egipto en hebreo es Mizraím, palabra que proviene de la raíz mazar (מצר), que significa ‘angustia’, ‘estrechez’, ‘tormento’. En ese estado se encuentra nuestra alma, y nosotros somos su tierra de exilio, su Egipto y su Faraón; por eso está prisionera en una tierra extranjera, en el exilio, y su deseo es volver a la patria perdida, al paraíso.

El Mensaje Reencontrado, que instruye acerca de todos los misterios de nuestra regeneración, también nos habla del exilio de nuestra alma:

            «Hemos caído en la tierra extranjera por desobediencia a la vida interior. Volveremos a nuestro manantial por la renun­cia a la muerte de fuera. (…)» (VI, 20)

            «La primera rebelión exilió al hombre en la tierra extranjera. La segunda le conduce a organizarse confortablemente en ella. La tercera le hace renunciar este mundo y lo reconduce hacia Dios.» (XII, 35)

            Aún estando en tierra de exilio y como extraviada en la carne del mundo, nuestra alma es de origen divino y proviene de Dios. Nunca ha nacido y nunca morirá, y aunque se pueda ver obligada a peregrinar largo tiempo en este mundo, finalmente retornará, enriquecida sin fin, a su verdadera patria.

Pere Sánchez en la Biblioteca Arús

 

Ciclo dedicado a la obra de Louis Cattiaux, El Mensaje Reencontrado

La propuesta de este ciclo es mostrar que el mensaje que revivifica Cattiaux, es el mismo que el de las grandes manifestaciones espirituales (en este ciclo entradas en la cultura occidental). A modo de ejemplo de lo que se pretende mostramos el siguiente versículo: “No hay una verdad nueva. Solo hay formas y expresiones nuevas de la vida eterna muy oculta y muy evidente”. (El Mensaje Reencontrado, libro II, versículo 61)
Si bien El Mensaje Reencontrado puede parecer ajeno a las formas tradicionales, es muy al contrario, pues cómo se explicará en este curso, las fuentes son las mismas de siempre, pero experimentadas de nuevo.

A cargo de:
Raimon Arola, doctor en historia del arte por la Universitat Autònoma de Barcelona y profesor de la Universitat de Barcelona.
Pere Sánchez Ferré, doctor en historia moderna y contemporánea por la Universitat de Barcelona.

Sesiones
 “La mística cristiana” por Raimon Arola
La mística responde a la experiencia divina. Está escrito en El Mensaje Reencontrado: “La más pequeña experiencia de Dios vale más que todas las teologías del mundo” No obstante hay que diferenciar entre las clases de experiencias, ya que normalmente son psíquicas y no responden al encuentro con el Dios encarnado.

“La cábala judaica” por Pere Sánchez Ferré
La cábala no se fundamente en conocimientos intelectuales sino en una revelación que otorga Dios, y es el instrumento privilegiado para penetrar el sentido oculto de los libros sagrados y de nosotros mismos. El Mensaje Reencontrado contiene un sentido oculto y lo acompaña una forma de cábala.

“La tradición hermética” por Raimon Arola
René Guénon señaló que El Mensaje Reencontrado era un libro hermético, ya que en él se recogen distintas tradiciones. No obstante, a diferencia de Cattiaux, consideraba que el hermetismo era cósmico y no metafísico

“El fenómeno iniciático” por Pere Sánchez Ferré
El fenómeno iniciático es un hecho divino y los rituales que a él se refieren siempre aluden a una realidad sagrada, como la recepción de la luz o la apertura del sentido interior. Estos misterios, basados en la experiencia, están presentes en El Mensaje Reencontrado.

“El arte visionario” por Raimon Arola
A lo largo de los últimos siglos, la creación artística ha sido el lugar donde se ha manifestado la experiencia divina. Cattiaux sigue esta estela y llega hasta el final. “La pacificación de todo el Ser es lo que conduce a la visión interior y a la unión divina” (El Mensaje Reencontrado., libro XIII, versículo 4).

“La alquimia” por Pere Sánchez Ferré
La alquimia no se enseña, sino que, como la cábala, se transmite, ya que Dios es quien revela la Primera Materia. Las etapas, formas, estados y procesos de la ciencia de Hermes don el fundamento de El Mensaje Reencontrado.

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