Clase de RAIMON AROLA del curso de extensión universitaria de la Universitat de Barcelona titulado “SIMBOLOGÍA. Procesos prácticos”. La primera edición fue en 2016-2017. Ahora en ARSGRAVIS lo recreamos en forma de distintas entradas en la web, de manera gratuita y abierta a todos los interesados.

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RESUMEN DE LA CLASE

Esta clase está dedicada a viajar por una geografía distinta de la que aparece en los mapas conocidos, así, nos trasladaremos a unos parajes sutiles donde ocurren las epifanías simbólicas. Para ello, utilizaremos tres ejemplos que pertenecen a distintas épocas y lugares. El primero tiene que ver con el surrealismo encabezado por André Breton. El segundo se centra en las experiencias de los huicholes con el peyote. El último se refiere al viaje narrado en la Divina Comedia de Dante Alighieri. En estas aventuras, la orientación nada tiene que ver con las referencias usadas por los viajeros comunes. El pensamiento simbólico emana, al igual que toda la creación, de un punto no-manifestado para concretarse en las formas creadas. El viaje, entendido como la práctica simbólica, busca el retorno a esta realidad primigenia de donde emana todo

El primer ejemplo surge de la visión artística de André Breton, quien, a partir del psicoanálisis y del estudio del inconsciente realizado por Freud, se dio cuenta de la necesidad de un arte que explorara el subconsciente. En este punto, Breton y los demás artistas surrealistas, viajeros de lo invisible, se “encontraron” con los símbolos. Ernst, Dalí o Miró, son valiosos ejemplos de la capacidad de este movimiento para captar las visiones del viaje al mundo onírico propuesto por el surrealismo.

Breton, leyó después a los alquimistas sobre todo, a Hermes Trismegisto y su Tabula Smaragdina, y comprendió que el pensamiento hermético antiguo tenía mucho que ver con la búsqueda surrealista, por ello realizó una curiosa corrección en su “Segundo manifiesto surrealista” escribiendo: “Todo induce a creer que existe un cierto punto del espíritu donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo cesan de ser percibidos contradictoriamente…”. Es decir, incorporó la idea hermética de lo que está arriba es lo mismo que lo que está abajo para hacer los milagros de una única cosa, esta idea está en el origen de todo el pensamiento simbólico y de la ciencia de las correspondencias.

En el siglo XX, además del arte que fue, quizá, el vehículo más idóneo para viajar a los mundos sutiles, tuvieron una gran importancia los estudios de Carl Gustav Jung y su idea del inconsciente colectivo, que supuso una apertura innegable del mundo del inconsciente hacia el mundo de la imaginación verdadera, el mundus imaginalis, desarrollado extensamente por el filósofo de las religiones Henry Corbin.

El inconsciente colectivo de Jung no se refiere a una geografía particular sino mítica, tal es también la aportación de Mircea Eliade a la historia de las religiones, construida a partir de un orden del que carece el inconsciente personal y que tiene más que ver con el mundo sagrado que con los conflictos personales de cada cual. Jung, Corbin y Eliade son el complemento que necesario para comprender la empresa surrealista.

El segundo ejemplo recupera el pensamiento tradicional de una tribu, en este caso la de los huicholes del norte de Jalisco, en la Sierra Madre Occidental mejicana, cuya sabiduría está relacionada con el viaje que hace el chamán (llamado marakame) al mundo de los ancestros para buscar la salvación, el bienestar y la curación de su pueblo.

La cultura huichol es muy rica pero aquí nos ocuparemos solamente del viaje realizado a partir de una planta sagrada, un cactus alucinógeno conocido como peyote, que abre el camino hacia otro de los lugares de la geografía invisible: el país de los ancestros donde se halla el origen del universo. Peyote es tanto la planta como la divinidad de esta planta con la que está ligada por la magia de las correspondencias. Se trata de un conocimiento transmitido de modo tradicional de maestro a discípulo, en secreto, mediante un ritual que se sigue celebrando en la actualidad.

Los aspirantes a este conocimiento deben someterse a purificaciones y peregrinaciones muy duras y estrictas que pueden extenderse durante años, pues no depende de su voluntad sino del dictado de la divinidad del peyote. Este fue el caso de José Benítez Sánchez, un artista huichol contemporáneo creador de una unas imágenes extraordinarias, que llegó a ser un marakame tras veinticinco años de duro aprendizaje. En sus obras puede verse el origen de la creación, la invocación a la lluvia o el encuentro con la muerte y con los ancestros. Sus obras reflejan fragmentos de una mitología compleja y viva que en cada viaje se renueva ante los ojos del chamán. Una palabra esencial en este ritual es nierika que significa “ver”. Es un ver a través de algo que refleja la realidad primordial aunque esta palabra también designa la visión de los dioses que, al mirar, viven y dan vida a lo creado.

En la cultura huichol, como en otros muchos pueblos, se utiliza una substancia alucinógena como vehículo para viajar al mundo invisible. Sin embargo, su uso es estrictamente sagrado y sometido a una serie de regulaciones y purificaciones que forman parte de una elaborada cultura ancestral.

Por último, el gran relato de viaje de la cultura occidental es La divina comedia de Dante Alighieri, se trata de la descripción de una experiencia excepcional que necesitó de diez y ocho años para poder ser plasmada en palabras. En La divina comedia se relata un periplo completo, desde lo más bajo a lo más alto, o en palabras de Dante, desde lo más hondo de los abismos infernales hasta el alto cielo. La obra está dividida en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso, con una estructura compositiva perfecta: las tres partes se componen de 33 cantos cada una, excepto el Infierno que tiene 34 para alcanzar así el número 100; todas las estrofas cuentan con 33 sílabas, etc., lo que ha originado una corriente exegética seguida, entre otros, por René Guénon, quien le dedicó un estudio titulado El esoterismo de Dante.

Borges, prestó gran atención a la obra de Dante y señaló una idea que revela por sí misma el contenido tradicional de La divina comedia y es que esta obra, como todas las Escrituras santas, posee cuatro niveles de lectura: el literal, el alegórico, el moral o filosófico y el teológico o místico. De este modo coincide, por ejemplo, con el sistema exegético hebreo donde se explica que las todas las enseñanzas tradicionales poseen cuatro niveles de lectura y relacionan cada uno de ellos con las cuatro letras que componen la palabra PaRDeS, Paraíso en hebreo, pues quien es capaz de alcanzar estos cuatro niveles de lectura, ha alcanzado realmente el Paraíso.

La divina comedia comienza cuando Dante quiere ascender al Paraíso y a medio camino, en una selva oscura, encuentra a Virgilio, su guía, quien le indica que para subir primero hay de descender a lo más bajo, al Infierno. La elección de Virgilio ciertamente no es solo una ficción poética sino que tiene que ver precisamente con esta bajada a lo más inferior que Virgilio relató en su Eneida. Se mantiene así la relación de la Edad Media con los misterios de la Antigüedad, pues la bajada a los infiernos es propiamente el viaje del héroe. Sin embargo, como canta el propio Virgilio en su obra se trata de un viaje no exento de peligros: “El descenso al Averno es cosa fácil. La puerta del negro Dite está de par en par abierta noche y día; pero volver atrás y salir a las luces de arriba, ahí está la obra, ahí está el trabajo…

En el infierno es donde  se encuentra la rama dorada que Eneas, conducido por la Sibila, recogió y que le permitió salir victorioso de su aventura  y también es donde se inicia el camino oculto que seguirá Dante para ascender primero al Purgatorio y finalmente alcanzar el Paraíso, donde espera encontrar a su amada Beatriz. En el infierno se halla oculto el secreto del mundo, pero hay que lograr salir de él para que pueda manifestarse este secreto, primero en el Purgatorio y después en el Paraíso. En el Paraíso Dante se encontrará no solo con su amada sino que allí contemplará las visiones benditas, origen del mundo simbólico, y el objeto del viaje a las geografías sutiles.

Resumen realizado por Lluïsa Vert