Mundo Intermedio — es un espacio de cultivo creativo que nutro a través de procesos de acompañamiento individual, talleres y experiencias grupales en torno a la Astrología, la Poética y el Símbolo como llaves secretas para vivificar y religarnos al Misterio— en esta ocasión a través de la mano de Mnemósine, el Recuerdo, en esta danza irremediable, carnal, directa, HUMANA — pura sensación sentida— con lo Inefable (Queralt Ramos).

Imágenes poético • simbólicas de una de las energías más arcanas, ocultas y primigenias del ser humano: las aguas de la Memoria.

El Arte de la memoria es la disposición del Alma a conservar y hacer fructífera la verdad que hay en Ella. Es el Alma la que informa a los sentidos, a la percepción sensorial y sensible de la psique y no al revés. Podríamos decir que el Ánima tiene dos registros: el Ánima del mundo intermedio•sensible y orientada a lo sutil y el ánima corpórea•la psique, ligada a los pensamientos, emociones y fluctuaciones propias del carácter|ego.

 

Cáncer simboliza el agua de nuestros orígenes, agua primordial, que reanimamos y vivificamos a través de la imaginación, la poética y la memoria. Agua de manantial interior e íntimo que deja un rastro invisible pero presentido y que nos incita cíclicamente a retornar a sus orillas a embebernos de Ella.

 

Recuperar la Memoria implica recordar qué es aquello que nos conforma como humanos y que, hoy por hoy es fundamental preservar de las aguas del Leteo moderno: la sobreexcitación psíquica que nos lleva a dar vueltas en un laberinto sin salida aparente. Sin Ella no podemos fijar las experiencias, ni elevarnos a través de ellas. No seríamos capaces de amar, siquiera de reconocer a otros, de reconocernos en otros. Ella nos otorga el valor de recordar.

 

«Invoco a la soberana Mnemósine, que comparte el lecho de Zeus y engendró a las Musas sagradas, piadosas y de sonora voz; que siempre se mantiene al margen del pernicioso olvido que daña la mente.(…) La muy dulce y vigilante, recuerda todo pensamiento que cada uno siempre guarda en su pecho, sin desviarse jamás y excitándole a todos su Espíritu.

 

Pero, venga, afortunada diosa, instígales a tus iniciados al recuerdo del piadoso ritual y manda lejos de ellos el olvido».

 

«No olvidar es la fórmula, no hay rito. El rito es resistir donde la destrucción permuta. No cambies las estrellas por zafiros. No temas abandonar la superficie de la tierra. Lo mismo es el espacio que la noche densa de lo apretado interior, porque, en el centro algo afilado crece».

 

 

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