Fragmentos de textos de distintas tradiciones que ilustran símbolos fundamentales agrupados por temas. En este caso referidos a los elementos TIERRA / AGUA / AIRE / FUEGO. Edición: Raimon Arola y L.lluisa Vert.


Tierra

«La tierra negra dormida. La luz viva del mundo. El Salvador rojo perfectísimo». (L. Cattiaux, El Mensaje Reencontrado 4, 1′)

«Su tierra provendrá de la bendición del Señor, de los frutos del cielo y del rocío y del abismo subyacente, de las simientes de los frutos del sol y de la luna, de la cima de los antiguos montes, de las simientes de las colinas eternas». (Deuteronomio 33, 13 y ss.)

«Dicha tierra también es llamada león verde, dragón que devora su cola, que pasando por diversas operaciones se convierte en un útil que fija al mercurio». (P. Vicot, El memorial de alquimia)

«Eres una tierra que no ha sido purificada, que no ha sido lavada por la lluvia». (Ezequiel 22, 24)

«Esta materia excelente se encuentra por todas partes [.]. Es el rocío del cielo, la grasa de la tierra y el muy precioso nitro natural de los sabios. Es una materia viscosa a partir de la cual Adán fue creado. Brevemente, nuestra materia es una tierra virgen sobre la que el sol nunca ha depositado sus rayos, aunque este sea su padre y la luna su madre». (Anónimo, Instrucción de un padre a un hijo sobre el árbol solar).

 

Agua

«El mejor de los hombres es semejante al agua, la cual beneficia a todas las cosas, sin ser contenida por ninguna. Fluye por lugares que otros desdeñan, donde se acerca más deprisa al Tao». (Tao Te King)

«Quien no naciere del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios». (Juan 3, 5)

«El agua, por una sal imperceptible para los sentidos, disuelve las simientes que la tierra contiene; esta disolución separa los cuerpos, esta separación los conduce a la putrefacción, y esta putrefacción a una nueva vida». (El Cosmopolita, Carta filosófica)

«¿Acaso han visto cómo la tierra produce el agua? ¿Saben por qué vía el agua engendra la tierra?». (L. Cattiaux, El Mensaje Reencontrado 2, 27)

«Licuar la tierra y concentrar el agua, después casar la tierra con el agua y gozar de la paz del Señor en la piedra santificada por la unión». (L. Cattiaux, El Mensaje Reencontrado 3, 4).

 

Aire

«El aire es un elemento sutil, diáfano, ligero e invisible, el lazo entre las cosas superiores e inferiores, el domicilio de los Meteoros. No hay nada en el mundo que pueda pasarse de ese elemento. Todas las criaturas sacan de él su vida y alimento; fortifica al húmedo radical y alimenta a los espíritus vitales. Nada nacería si el aire no penetrase y atrajera el alimento multiplicador; el aire contiene un espíritu congelado, mejor que toda la tierra habitable; ese elemento es más puro que el agua y menos puro que el Cielo; participa de la pureza del elemento superior y de la impureza de los inferiores, y está ricamente dotado del Espíritu del Universo». (El Cosmopolita, Carta filosófica)

«Su padre es el sol, su madre la luna; el viento lo ha llevado en su vientre; la tierra es su nodriza. El padre de Todo el telesma de todo el mundo está aquí. Su fuerza y su potencia es íntegra, si es convertida en tierra». (Hermes Trimegisto, La tabla de esmeralda)

«Hue (llueve), es el nombre más conveniente para este espíritu vagabundo, siempre irritado e insatisfecho, que busca perpetuamente corporificarse en el lugar adecuado. El adepto en el arte químico es el único en poder ayudarle, por eso es el más valioso de los hombres. Cocer el aire para hacer crecer un árbol metálico, ¡qué locura a los ojos de la gente!». (E. d’Hooghvorst, El hilo de Penélope).

 

Fuego

«El fuego que anima el Universo permanece oculto en la tierra y resplandece en el cielo». (L. Cattiaux, El Mensaje Reencontrado 8, 41′).

«Es, por lo tanto, extremadamente bueno y beneficioso para nosotros descubrir ese oscuro y desordenado fuego de nuestra alma; porque cuando debidamente lo conocemos y debidamente lo tratamos, puede hacerse de él también el fundamento del cielo, como lo es del infierno». (William Law, in Tesoro de Sabiduría tradicional de W. Perry)

«Dijimos: ¡Fuego! ¡Sé frío para Abraham y no le dañes!». (Corán 2, 69)

«El Señor, tu Dios, es un fuego consumidor». (Deuteronomio 4, 24)¨

«Y el ángel del Señor se le apareció en una llama de fuego en medio de una zarza y veía que la zarza prendía fuego y no se consumía. Entonces Moisés dijo: Me desviaré y veré qué gran visión es ésta y por qué no se consume la zarza». (Éxodo 3, 2-3)

«Aparecieron lenguas de fuego como divididas, que se posaron sobre cada uno de ellos». (Hechos 26, 13)

«Da tu sueño al fuego, es el secreto del Arte». (E. d’Hooghvorst, Aforismos del Nuevo Mundo)».

OTROS SÍMBOLOS