En el Evangelio según san Mateo, en el capítulo 13, se encuentran unas relaciones extraordinarias en forma de parábolas entre la agricultura y el Reino de los Cielos. Edición Raimon Arola.

Introducción

13:1 Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó  a orillas del mar.

13:2 Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.

13:3 Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas.

La parábola del sembrador

Les decía: «El sembrador salió a sembrar.

13:4 Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.

13:5 Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda;

13:6 pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.

13:7 Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.

13:8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.

13:9 ¡El que tenga oídos, que oiga!»

Finalidad de las parábolas

13:10 Los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?»

13:11 Él les respondió: «A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no.

13:12 Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene.

13:13 Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden.

13:14 Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán.

13:15 Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure.

13:16 Felices, en cambio, vuestros ojos, porque ven; felices vuestros oídos, porque oyen.

13:17 Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; oír lo que vosotros oís  y no lo oyeron.

Explicación de la parábola del sembrador

13:18 Escuchad, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.

13:19 Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: éste es el que recibió la semilla al borde del camino.

13:20 El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría,

13:21 pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.

13:22 El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.

13:23 Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno».

La parábola de la cizaña

13:24 Y les propuso otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo;

13:25 Pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.

13:26 Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.

13:27 Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: «Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?»

13:28 Él les respondió: «Esto lo ha hecho algún enemigo». Los peones replicaron: «¿Quieres que vayamos a arrancarla?»

13:29 «No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo.

13:30 Dejad que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, y luego recoged el trigo en mi granero»».

La parábola del grano de mostaza

13:31 También les propuso otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.

13:32 En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas».

La parábola de la levadura

13:33 Después les dijo esta otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa».

La enseñanza por medio de parábolas

13:34 Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas,

13:35 para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta:

Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.

Explicación de la parábola de la cizaña

13:36 Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo».

13:37 Él les respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;

13:38 el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno,

13:39 y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.

13:40 Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.

13:41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal,

13:42 y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.

13:43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!

La parábola del tesoro

13:44 El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.

La parábola de la perla

13:45 El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;

13:46 y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.

La parábola de la red

13:47 El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.

13:48 Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.

13:49 Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos,

13:50 para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

Conclusión

13:51 «¿Habéis comprendido todo esto?» «Sí», le respondieron.

13:52 Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo».