Presentación de Raimon Arola del libro de Atalanta, “Mysterium Magnum”, de Jacob Böhme. Un libro extraordinario que penetra en el sentido más profundo del Génesis bíblico.

El gran misterio o Mysterium Magnum, que presenta Böhme en este libro así titulado es, como sucede en toda su obra, el relato de la visión del “fondo íntimo o abismo” del ser humano. Para Böhme, como para los alquimistas, la consciencia debe comenzar precisamente en este fondo sin fondo, solo entonces puede producirse la metanoia o el arrepentimiento perfecto, Sin alcanzar al “abismo” no  existe ninguna posibilidad de encontrar la gracia que conduce a la resurrección, pues Dios que sería el todo, es también «el gran abismo sin fondo que hay en todas partes», la nada que anhela llegar a ser engendrándose y engulléndose eternamente, hasta alcanzar el reposo.

En este libro, que es un comentario del Génesis bíblico, Böhme se pregunta una y otra vez cómo penetrar en este abismo, pues solo es desde allá que se puede implorar la gracia divina. Un ejemplo sería cuando al reflexionar sobre el pasaje que se refiere a José y a sus hermanos escribe lo siguiente:

Aquí comienza la severa resolución en temor y temblor, y esta es la verdadera salida para ir en busca del alimento celeste… «Ah, Dios está encolerizado conmigo; ¿dónde encontraré la gracia? Soy indigno de ella, la he pisoteado, debo avergonzarme ante Dios ¿A que profundidades debo descender para atreverme a levantar el rostro ante Dios y lamentar ante Él mi necesidad?». Entonces la pobre consciencia se presenta ante Dios necesitada y temblorosa, y sin mucho que decir o confesar, porque se considera indigna de pronunciar una sola palabra ante Dios; se limita a presentarse ante su faz inclinada hasta el suelo, abismándose de este modo en la misericordia más pura y más profunda de Dios, en las llagas, la Pasión y la muerte de Cristo; y desde su fundamento más íntimo comienza a suspirar y a implorar su gracia, abandonándose por entero, igual que los hermanos de José se presentaron por segunda vez ante José y se postraron delante de  él. (p. 819)

La propuesta de Böhme es extraordinaria pues pocos autores cristianos han llegado tan lejos en la comprensión del lugar del encuentro del hombre con Cristo. Böhme, unos renglones después de esta cita, continua diciendo:

Y cuando José vio que estaban todos allí y se presentaban tan humildemente ante él, tuvo compasión de ellos… y este es el lugar en el que el fondo interior, palidecido en Adán, del ser del mundo celeste, donde Dios en el Paraíso ha prometido su Palabra de gracia como estandarte y meta, se reanima en esta misericordia, y Cristo nace verdaderamente en el hombre en este fondo y ahora también resucita de la muerte en el hombre por medio de su Pasión, y allí se sienta a la derecha de su Padre (cuya derecha es el alma de fuego nacida de la propiedad del Padre en la Palabra de la naturaleza eterna) y, en este fondo, defiende al alma ante la cólera de Dios colmándola de amor. Y sólo entonces un cristiano comienza a serlo… (id.)

Al llegar al fondo de la creación el ser humano muere en el sentido más profundo de la relación entre vida y muerte, pues en este lugar se entrecruzan las dos. Y lo que estaba muerto r revive en la auténtica conversión cristiana. Allí nace Cristo en el hombre. No debe extrañarnos que las iglesias exteriores lo acusaron de hereje puesto que tales conclusiones solamente pueden ser fruto de una revelación divina.

La revelación original que recibió Böhme en 1600 es ahora famosa. Consistió en una iluminación en la que vio en un instante todos los secretos del universo reflejados en la concavidad iluminada por un rayo de sol de una vasija de estaño que tenía colgada en la pared, tras lo cual estuvo «rodeado de luz divina» durante siete días. En consonancia con muchos desencadenantes visionarios, fue el rayo de luz que transportó la conciencia de Böhme a un estado alterado de percepción. En este estado, Böhme afirmó que «vio» la estructura espiritual del mundo, así como la relación entre lo Divino y el Hombre, y entre el Bien y el Mal, «Y en el interior lo vi, como un gran Sin fondo, después penetré allí con la mirada como en un caos en el que todo reposa, pero su desenredo me resultaba imposible». Este acontecimiento visión que no solo cambió su vida, sino que también lo puso en el camino que lo cautivó por el resto de su vida e hizo que escribiera una serie de tratados y escritos muy conocidos en la actualidad pero que le costaron la persecución y el silencio impuesto durante muchos años de su vida, un silencio que aprovechó para estudiar a Paracelso, otra gran figura germánica.

Los escritos de Böhme revelan una manera de entender la relación divina más allá de los rituales, los sacramentos y la teología de las escrituras. Lo que reveló Böhme fue una realidad interior que podía tan verídica que cualquiera de las realidades exteriores que todos podemos contemplar. Y es que como el mismo Böhme respecto de su visión lo que pasó es que: “en ese cuarto de hora vi y aprendí más que si hubiera estudiado muchos años en alguna universidad… porque percibí y reconocí el Ser de todos los seres”.

Por eso, no parece extraño que el educado pastor de Görlitz, su ciudad, lo acusara de herejía y provocara un conflicto entre él y las autoridades religiosas de su tiempo. Por lo visto,no es fácil creer que Dios pueda instruir directamente a sus elegidos, sin pasar por iglesias ni intermediarios, pero en esto consiste precisamente la gnosis, la instrucción divina, pues, como explica Böhme:

Dios, en efecto, no envió a su Hijo para juzgar al mundo, es decir, al pobre hombre corrompido, sino que lo envió al mundo entre una pandilla de hombres impíos y malvados a fin de instruirlos y llamarlos y abrir las puertas de la salvación a todo aquel que quisiera escucharlo. En quienes no poseen más que una chispa del ser divino para oír, en todos ellos clama y solicita la voz vivificante de Cristo en esta pequeña chispa, esto es aviva la chispa para que se convierta en fuego divino».

INFORMACIÓN LIBRO

https://www.edicionesatalanta.com/catalogo/mysterium-magnum/O