Presentación del famoso manuscrito alquímico de George Ripley (en dos versiones) cuyas páginas están unidas para formar un rollo que describe la Gran Obra en su totalidad. Edición R. Arola y L. Vert


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En la imaginería alquímica de todas las épocas destaca por su singularidad el famoso rollo (en inglés scroll) atribuido a George Ripley  un alquimista inglés del s. XV. Existen distintas replicas de las imágenes, siendo la mejor conservada la que se guarda en la Universidad de Yale y que es la que presentamos. Este scroll, fechado en 1570, mide más de 5 metros de largo y 57 centímetros de ancho y está compuesto por siete hojas de papel de vitela. La imagen sorprende por sus dimensiones, mientras que debido a la suma de tantas escenas distintas, aparece como incomprensible. Sin embargo, si se estudia cada escena en detalle surgen un sinfín de significados de gran valor simbólico. Como ejemplo presentamos una (ver imágenes en gran formato) en la que se muestra la aparición del Alma de la Piedra filosofal cuando el Espíritu-serpiente desciende del Árbol de la Vida (ver la interpretación de M. Chagall). Este «lugar» de la manifestación del alma, resulta ser el cuerpo, como aparece escrito en la figura que aparece al lado de la columna sobre la que se apoya el árbol de vida. Todo ello indica una serie de relaciones entre el nacimiento de la Piedra filosofal y el Génesis bíblico que la mayoría de alquimistas de la época de Ripley y posteriores se han esforzado en señalar.

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El conjunto nos muestra un alquimista, ya sea Hermes Trimegisto o el propio Ripley, sostiene el matraz donde se producen las operaciones que conducen a la realización de la Piedra filosofal y a la obtención del Elixir. El alquimista contempla el proceso de la Gran Obra como si le fuera algo ajeno, pues si bien es él quien lo realiza con sus manos, su autor es Dios. En el interior del primer matraz se contemplan ocho círculos que representan siete operaciones alquímicas, basadas en la divisa Solve et coagula, y una última que representa a Adán y Eva. Las siete operaciones están directamente enlazadas con un libro: El libro secreto de la creación, sobre él se halla un sapo de color rojo, que parece resumir el arte de la alquimia, tal como lo explica Ripley en una famosa visión que reproducimos después de la imagen.

VERSIÓN 1: MELLON MS 41, BEINECKE LIBRARY

(Quizá sea más pertinente seguir el discurso de bajo a arriba que de arriba a abajo)

Ripley Scroll, Beinecke Library, Yale University, Mellon MS 41

Para leer los fragmentos escritos, pulsar aquí.

VERSIÓN 2: Hm. 30313, HUNTINGTON LIBRARY

Ripley Scroll Huntington Library, HM 30313

La visión de George Ripley, canónigo de Bridlington:

Esta visión que describo aquí apareció ante mi vista confusa estando una cierta noche ocupado con mis libros. Vi un sapo rojo beber el jugo de unos racimos con gran avidez, fuertemente, hasta estar sobrecargado de este licor y reventar. De su cuerpo emponzoñado echó un veneno mortal; el dolor que sintió hizo que empezara a hincharse en todas las partes de su cuerpo. Se aproximó a su secreta caverna, repugnante del todo por su sudor infecto y con los vapores apestosos y humeantes de su aliento, envenenó toda su guarida. De esos vapores se formó un humor dorado, después de algún tiempo, en el espacio de este lugar; que fue goteando de lo alto de la bóveda, manchó la tierra de un rocío de color rosado. Cuando su cuerpo empezó a coger fuerzas, el aliento vital le faltó. Y este sapo moribundo se tornó primero semejante al carbón a causa de su color negro; así sumergido en el diluvio, emponzoñado por sus propias venas, durante el espacio de 80 días se estuvo asando. Intenté eliminar este veneno y a este efecto puse su esqueleto sobre un fuego suave; lo que produjo una cosa sorprendente de ver, pero aún más de contar. Este sapo estaba penetrado por todas partes por colores raros, y cuando toda esta diversidad de colores pasó, apareció el blanco. Tiñéndose a continuación de color rojo, permaneció siempre en ese estado. Seguidamente hice una medicina de este veneno así preparado; de este veneno, digo, que mata y que cura a aquel que se aventura a tomarlo. Gloria sea a aquel que da estos secretos, honor y alabanzas eternas, con acción de gracias. Así sea. (Trece fábulas alquímicas)