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Cuestiones simbólicas
Se habla a menudo de la geometría sagrada aunque en muchos casos cuesta argumentar el motivo de esta sacralidad más allá de una experiencia estética o de un sentimiento de orden con el que el hombre se identifica íntimamente. Aquí pretendemos mostrar un camino que puede abrir un poco más la mente y el corazón de ser humano a la geometría sagrada, para ello partimos de un breve estudio de la famosa tetraktys pitagórica a partir del libro Cuestiones simbólicas. Las formas básicas de Raimon Arola.
Pitágoras y la tretraktys
En la escuela que fundara Pitágoras se enseñaba que el cosmos se rige siguiendo una armonía que se reproduce en la música y se plasma en la aritmética y la geometría pues, en su filosofía, no se diferencia entre lo cósmico y lo metafísico y moral. Jámblico, en su Vida pitagórica, explica que para el pitagorismo la “verdad total” se basaba en la ciencia numérica que Pitágoras habría aprendido de la tradición que Orfeo trajo de Egipto a Grecia. Este autor llega a afirmar que “la esencia de los dioses se define por el número”, y que mediante las relaciones numéricas se efectuaba también “una admirable presciencia y un culto a los dioses”.
“La esencia de los dioses se define por el número”
Jámblico añade que Pitágoras y sus seguidores juraban sobre el número 10, un número sagrado y completo, pues era el resultado de la suma de los cuatro primeros números ordinales (1 + 2 + 3 + 4), lo que se conoce como el cuaternario o la tretraktys. En los Versos dorados pitagóricos aparece escrito que la tetraktys es “la fuente de la perenne naturaleza”, y el neoplatónico Hierocles de Alejandría en su comentario a los Versos dorados y refiriéndose en concreto a este pasaje afirmó la siguiente: “La tetraktys es la causa creadora y ordenadora de todo. El Dios inteligible y supremo que creó. El Dios que reina en el cielo y en el mundo sensible. El conocimiento de este Dios ha sido transmitido a los pitagóricos por el propio Pitágoras, por el cual jura aquí el autor de estos versos que la perfección de la virtud nos conducirá a la iluminación de la verdad”.
A principios del siglo XVII, Robert Fludd en su obra titulada Philosophia Sacra et vere Christiana seu Meteorologia cósmica publicó un grabado relativo a la tetraktys. En él, el triángulo que forma la tetraktys se complementa con un posible triángulo invertido que aparece en la parte superior representado por una nube negra. Después de la nube negra aparece la Unidad original en forma del primer punto de luz, el principio de la creación, que se divide en la díada: el desdoblamiento del punto, origen de la Dualidad: Luz / Oscuridad. De la Dualidad aparece la Tríada, que Fludd representa como un punto intermedio entre Luz y Oscuridad y lo denomina Agua, un nombre no exento de connotaciones alquímicas, pues, en este caso, significa el “agua que no moja las manos” o la materia primera de los alquimistas. Finalmente, del Agua surge el Cuaternario: los cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua, y con ellos la multiplicidad del universo material. El conjunto constituye la Década, la totalidad de Universo: 4: 1 + 2 + 3 + 4 = 10 → 1 + 0 = 1.
La ornamentación islámica a partir de la tetraktys
La civilización islámica, que no gusta de la figuración para representar el universo, ha desarrollado unos sistemas ornamentales asombrosos. Keith Critchlow en su obra Islamic Patterns: An Analytical and Cosmological Approach, dedica un capítulo al desarrollo de conjuntos geométricos basados en la sublime tetraktys pitagórica. Son unos diseños de especial interés pues la base operativa que los origina tiene que ver con la tetraktys, como aparece a continuación:
.Video sobre la geoometría islámica
Vídeo de la exposición «Arte Islámico; Colección del Museo de Arte de Los Ángeles».
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