«Volvámonos puros y transparentes como el cristal y los rayos divinos nos iluminarán y nos fecundarán plenamente».
(Louis Cattiaux, El Mensaje Reencontrado, X, 18’)
Algunas fuentes sitúan la primera manufactura de un objeto de vidrio en la última dinastía Zhu (1046-221 a.C.) Del vidrio se dice que es un material inorgánico, duro, frágil, transparente y amorfo, mientras que el cristal, con el que no debe confundirse, es un sólido cristalino y no amorfo. Uno de los modos de obtenerlo es por fusión de arena de sílice y carbonato de sodio, fundidos a muy altas temperaturas. En este estado se considera un líquido, si bien cuando de enfría aumenta su viscosidad hasta llegar a parecerse a un sólido.
Del vidrio se dice que es un material inorgánico, duro, frágil, transparente y amorfo, mientras que el cristal, con el que no debe confundirse, es un sólido cristalino y no amorfo
Por sus particularidades y gracias a los distintos estados que puede adoptar, el vidrio se ha relacionado con la Gran Obra de los alquimistas. E incluso, algunos filósofos por el fuego han denominado vidrio a su mercurio, pues al igual que el vidrio se extrae del húmedo radical adherido tenazmente a las cenizas y sólo se puede obtener por el fuego, el mercurio se extrae del húmedo radical de los metales, si bien éste último se entrega mediante un fuego mucho más benigno.
El fin de todas las cosas parece ser la ceniza y, a su vez, el fin de la ceniza sería el vidrio. Esta mutación es la que da pie a la siguiente reflexión de los filósofos: si de una tierra vil por el fuego se obtiene el vidrio, ¿qué no dará una tierra celeste? que es precisamente el objeto de su búsqueda.
El fin de todas las cosas parece ser la ceniza y, a su vez, el fin de la ceniza sería el vidrio.
Querríamos compartir por último dos ejemplos de textos alquímicos que se refieren al vidrio. En su Diccionario Mito-hermético Dom Pernety dice lo siguiente respecto de los distintos tipos de vidrio que conocen los alquimistas:
«Materia dura, seca, quebradiza, trasparente, hecha del húmedo radical incorruptible de los mixtos, por la violencia del fuego, que separa las partes heterogéneas y combustibles. Muchos han imaginado que el vidrio o su materia, es la que los filósofos emplean para hacer su Piedra, pues es una materia muy fija, y también que todo se reduce en vidrio por una larga y violenta acción del fuego. Este no es, sin embargo la idea que habría que aplicar al término vidrio, cuando se encuentra en las obras de los filósofos, si bien interrogado Ramon Llull acerca de qué era un filósofo, respondió: aquél que sabe hacer vidrio. Este hombre sabio entendió, como los demás filósofos, su magisterio al blanco, que es una materia clara, luciente, que brilla como el vidrio o cristal.
El vidrio del Faraón o el vidrio maleable:
Los Sabios a menudo dijeron que poseían el secreto de volver maleable el vidrio, por medio de su elixir. La historia nos enseña que un hombre fue condenado a muerte por haber presentado un recipiente a un emperador romano. Los filósofos no se expondrán a un peligro parecido. En principio eso les explica su piedra al blanco. Algunos lo entienden como el polvo de proyección, porque es incorruptible y porque resiste como el vidrio a la acción del fuego más vivo, sin alterarse ni volatilizarse.
Vidrio de los filósofos:
Se entiende a veces, el vaso en el que se hace la obra.
Vidrio filosófico:
Tiene poder sobre todas las cosas. Es el polvo de proyección que cambia todos los metales en su naturaleza, deja su imprenta en todos los individuos de los tres reinos, curándolos de sus enfermedades. Se alía con todo, se disuelve, penetra en los cuerpos más duros y más compactos. Como un pequeño mundo, actúa incluso sobre los astros, como imán universal, atrae las influencias más puras para comunicarlas a los cuerpos con los que se mezcla. Actúa también sobre los espíritus, en los que desarrolla las facultades, y les vuelve capaces de penetrar en los secretos más ocultos del Santuario de la Naturaleza».
Otro alquimista inglés un poco anterior, llamado Thomas Vaughan, alias Eugenio Filaleteo, en su tratado sobre El alma mágica oculta, escribe lo siguiente sobre el vidrio, en este caso, un vidrio líquido:
«No debería sorprenderos que diga que es un compuesto (“el alma es un compuesto de oro finísimo y luz muy simple”) pues no existe ninguna naturaleza especifica perfecta que sea tan simple y desprovista de composición, excepto la de Dios Todopoderoso. No os fiéis pues de Aristóteles cuando dice que los elementos son cuerpos simples, pues es al contrario que se manifiesta por la experiencia absoluta e infalible. El espíritu pasivo es una sustancia aérea tenue, la única vestidura inmediata con la que se envuelve el alma cuando desciende y se aplica a la generación. El licor radical vital es una pura naturaleza celeste que responde en proporción y temperamento a las aguas superiores interestelares. A partir de que este espíritu pasivo atrae el alma, lo que ocurre cuando el primer eslabón de la cadena se mueve, el agua etérea atrae al instante al espíritu pasivo, pues es el primer receptáculo visible en el que las naturalezas superiores se concentran. La luz del alma así confinada, por magia legítima en este vidrio líquido, fluye a través del agua, entonces es “la luz manifiesta y visible al ojo, estado en el que se halla sujeta al artista. Es aquí donde reside el misterio de la década de los magos, su muy secreta y milagrosa pirámide, cuyo primera unidad o cono está siempre “en el horizonte de la eternidad” pero la base de la pirámide se encuentra aquí abajo “en el horizonte del tiempo”».
La luz del alma así confinada, por magia legítima en este vidrio líquido, fluye a través del agua, entonces es “la luz manifiesta y visible al ojo
En otro de sus tratados denominado El tratado del cielo terrestre compara a la sustancia del vidrio con la última y más perfecta producción de la Virgen Naturaleza:
«Esta fina substancia es la hija de los elementos, es una muy pura y dulce Virgen que aún no ha engendrado nada. Pero si se diera el caso que engendrara lo hace mediante el fuego de la Naturaleza, que es su esposo… el que sepa seducirla y jugar con ella recibirá todos sus tesoros. Ella deja ir de sus pechos un agua pesada y espesa, pero tan blanca como la nieve; los filósofos la llaman su leche virginal. En segundo lugar, da la sangre de su propio corazón, un fuego vivo y celeste, llamado impropiamente por algunos su azufre. En tercer lugar, por fin, les regala un vidrio secreto que tiene más valor y más lustre que la roca blanca y todas sus rosas. He aquí lo que es, he aquí sus favores: cógela si puedes».