Poemas del libro “La llum i les semences” de Raimon Arola, recitados por Meritxell Cucurella-Jorba en el “Espai 100 de Simon” de Barcelona, diseñado por Antoni Arola.

 

Con los poemas del libro La llum i les semences (‘La luz y las semillas’), Raimon Arola propone llegar a los límites del pensamiento racional para después dejar fluir las palabras y que ellas manifiesten la razón poética, pues es en dicha razón donde reside lo propio del ser humano.

Así, además del hecho estético, esta poesía pretende ser un medio para manifestar la profundidad de la experiencia de existir. Puede parecer una propuesta al límite del absurdo, pero los casi cuarenta años de docencia en la Universidad de Barcelona de Raimon Arola y los distintos ensayos que ha escrito deberían avalar su reflexión poética.

Durante la grabación de los poemas que siguen, el autor y Meritxell Cucurella-Jorba, la rapsoda, hablaron sobre el sentido del título, y Raimon Arola explicó que la luz es una y es blanca y que luego se diversifica en los distintos tonos y colores, como los que aparecen en el espacio diseñado por Antoni Arola (Espai 100 de Simon), o como la vida que también es una y que se especifica en las distintas semillas que son el origen de toda la creación, o en los distintos poemas que componen el libro, como vamos a ver a continuación.

 

 

 

Incluimos unos fragmentos de la entrevista de Gloria Aznar al autor a propósito de esta obra y donde Arola explica la intención que le lleva a componer estos versos:

 Cuando hablamos de simbología sagrada, ¿de qué hablamos?
Durante cuarenta años impartí clases de Historia del Arte y hubo un momento en el que me di cuenta de la importancia de conocer el arte de otras culturas, más allá de la occidental. El egipcio, griego, romano, medieval… En realidad, no es arte, sino un ritual, una forma de expresión de su sacralidad. Y para no caer en el eurocentrismo, lo llamé simbolismo o simbología sagrada.

¿Cuánta de esta simbología hay en ‘La llum i les semences’?
Todo lo que he aprendido durante mis años de estudio está en la poesía de este volumen.

¿Cómo transmite estos conceptos al lector a través de los versos?
Lo que me gustaría es que la gente tuviera inquietudes por estas cosas y creo que la poesía puede ser un medio para enseñar. Sé que no es fácil, pero lo intentamos. A diferencia del ensayo, que es muy sesudo, muy pesado, la poesía tiene un plus de estética. Y aunque no es lo que a mí me interesa, estos símbolos metafóricos a veces llegan más por intuición que por la comprensión lógica.

Por sus versos pasan la alquimia, la inmortalidad, los antepasados o los espíritus. ¿Qué quiere expresar?
Es un poco complejo. A partir de los siglos XVIII y XIX, la religión en Europa se perdió, quedó como algo eclesiástico. Pero la espiritualidad no es la religión y esto es lo que quiero separar. La religión es necesaria o no, depende de cada cual, pero la espiritualidad es innata al ser humano. Lo que quiero hacer es una poesía que renueve la espiritualidad. Porque, ¿qué es realmente la cultura? No se puede confundir con el entretenimiento. Hay una cultura y un entretenimiento y no digo que una sea buena y el otro malo. Sin embargo, al perderse lo religioso, la espiritualidad se condensó en la cultura.

¿Qué se debe hacer para llegar a esa espiritualidad?
Lo fundamental es saber que existe. Es ir recuperando lo que es esencial en el ser humano, la importancia de las cosas…

¿Por qué la luz y las simientes?
La luz es la unidad de la que parte todo. Es el principio de vida, pero se diversifica en muchas formas, en muchas simientes. Cada individuo es una simiente de esta luz y tiene que reencontrarla, como cada árbol tiene su simiente, su especie. En este sentido, era la unidad y la multiplicidad concentrada, aunque no son distintas.

También tienen cabida los dragones.
Son pequeños guiños. Hadas, dragones… Antes, la poesía se basaba en estos elementos. La poesía son los primeros signos escritos, es consustancial al hombre. Tiene algo que a la gente le aburre profundamente y no vende ni un libro porque cuesta, exige un esfuerzo no tanto mental como intuitivo, de amor a la palabra. También es la gran síntesis de lo que puede ser el lenguaje, que es lo propio del hombre. Lo que ocurre es que ahora no hablamos. VER LA ENTREVISTA COMPLETA