Comentario sobre una instalación de Dolors Puigdemont, en la que se propone al espectador un viaje que va de la sorpresa estética a la reflexión, y de ella, a la pura contemplación. Raimon Arola

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Ante la instalación de Dolors Puigdemont titulada: ‘Icosàedre i aigua’ (Sant Feliu del Llobregat el 2014), la sorpresa estética del espectador se convierte en una reflexión sobre la naturaleza de la obra que, seguidamente, se transforma en una contemplación en su sentido más estricto. El espectador tiene ante sus ojos el devenir de una idea y la contempla pero, ¿qué es una idea? Para contestar a esta cuestión recurrimos al filósofo Walter Brugger quien, en su Diccionario de Filosofía escribe que si bien el concepto es posterior al ser de las cosas pues reproduce su esencia, la idea, en cambio, precede a este ser: “… como eterno y perfecto arquetipo conforme al cual han sido ellas configuradas. Así la idea es esencialmente causa ejemplar o arquetípica…[1].

Según Platón el mundo de las ideas  no es distinto al de los arquetipos (ἀρχέτυπος), formales o simbólicos, un mundo que se muestra y toma visibilidad a través de sus réplicas o copias, es decir, a través de las obras que manifiestan a las ideas.  En un punto intermedio se hallan los sólidos regulares (llamados comúnmente, platónicos). Participan directamente del mundo de de las formas aunque, debido a su perfección, también son propiamente ideas.

En un punto intermedio se hallan los sólidos regulares (llamados comúnmente, platónicos). Participan directamente del mundo de de las formas aunque, debido a su perfección, también son propiamente ideas.

Los sólidos platónicos o regulares son cinco y no podrían ser más puesto que son la expresión de los cuatro elementos que están en el origen de toda la creación y de la quintaesencia o el éter, la culminación de los otros cuatro.  Aecio (basándose en Teofrastro) escribe literalmente: “Por ser cinco las figuras sólidas, denominadas sólidos matemáticos, Pitágoras dice que la tierra está hecha del cubo, el fuego de la pirámide[tetraedro], el aire del octaedro y el agua del icosaedro, y del dodecaedro está compuesta la esfera del todo”. Por ello, su contemplación provoca al espectador un acercamiento al ideal de belleza y perfección.

En el caso que nos ocupa, Dolors Puigdemont propone una contemplación distinta que nos parece relevante y que vamos a intentar explicar a partir de la descripción de la instalación. Un enorme icosaedro realizado con luces de neón ocupa toda una sala expositiva. El icosaedro se mueve sobre sí mismo y este movimiento se refleja sobre el agua creando una increíble multiplicidad de formas inestables. En el agua no está el cuerpo ideal sino su reflejo y éste se configura según las contingencias del agua.

En el agua no está el cuerpo ideal sino su reflejo y éste se configura según las contingencias del agua.

En el agua –el elemento que según el propio Platón corresponde  al icosaedro– se expresa la forma ideal, pero este elemento, en la creación, es cambiante y diverso, como toda idea que desciende a este mundo. El icosaedro luminoso es perfecto (regular y convexo) y por eso enaltece el espíritu del espectador y lo serena. Eso mismo debería suceder con su reflejo, si el agua estuviera en completo, reposo, pues entonces se mostraría exactamente el modelo arquetípico, pero no es este el caso, ni en la obra de Puigdemont ni en la creación que conocemos.

La propuesta de Dolors Puigdemont se abre a un reto filosófico de primera magnitud. Aquí su arte se convierte en una reflexión acerca del origen y de lo creado, de la idea y la realidad, del modelo y lo existente. Y esta reflexión obliga a una inevitable contemplación durante la cual la mente del espectador debe aquietarse, como el agua de la instalación, para  que pueda observar  lo ideal, la idea, es decir, la reflexión debería convertirse en una práctica contemplativa. Entonces, en esta unión, el devenir del hombre no es distinto al arquetipo. Ambos son uno. Por eso hemos dicho al comienzo que a la experiencia estética provocada por la instalación de Puigdemont, le sigue una reflexión y, por último, de las dos unidas surge la contemplación.

La reflexión obliga a una inevitable contemplación durante la cual la mente del espectador debe aquietarse, como el agua de la instalación, para  que pueda observar  lo ideal, la idea, es decir, la reflexión debería convertirse en una práctica contemplativa

En el sentido de lo que acabamos de apuntar, los vídeos que la artista filmó son extraordinarios, pues el movimiento del agua es provocado por la misma artista, para insistir en la comprensión de que el ideal y lo real se complementan y que uno no puede pervivir sin el otro.

 

El cristianismo identificó la idea platónica con el espíritu de Dios, e incluso, con Dios mismo. Como complemento a la reflexión anterior proponemos observar la pieza de Puigdemont “recordando” el principio del Génesis bíblico. En este caso se trata de la traducción de Reina Valera de 1865, revisada en 2014, creemos que es interesante en tanto que mantiene el término hebreo Elohim, que desde san Jerónimo se ha traducido por Dios, con otra posible traducción del término: (Poderosos). Acompaña este texto un grabado de Marten de Vos (1532-1603) que representa lo dicho en la Escritura:

 “A principio ELohim (Poderosos) creó a los cielos y a la tierra. Y la tierra se hizo desierta y vacía; y la oscuridad estaba sobre la faz del abismo: y el Espíritu de ELohim (Poderosos) se movía sobre la faz de las aguas. Y ELohim (Poderosos) dijo: Hágase la luz; y se hizo la luz. Y ELohim (Poderosos) vio a la luz ciertamente bien; y ELohim (Poderosos) apartó a la luz de la oscuridad. Y ELohim (Poderosos) llamó, a la luz, día; y a la oscuridad llamó Noche; y la tarde y la mañana llegó a ser el primer día. Y ELohim (Poderosos) dijo: Hágase el firmamento en medio de las aguas, y haya división entre aguas y aguas. Y ELohim (Poderosos) hizo un firmamento, y apartó las aguas que están debajo del firmamento, de las aguas que están de encima al firmamento; y se hizo así. Y ELohim (Poderosos) llamó, al firmamento, Cielos: y llegó a ser la tarde y la mañana el día segundo”.

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NOTAS

[1] https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Brugger:Idea