Selección de relatos publicados en los ‘Cuentos de la Magnolia’ y agrupados según cinco tradiciones distintas. Presentados a partir de los comentarios de Emmanuel d’Hooghvorst al cuento ‘Riquete el del Copete’ de Perreault. Selección y presentación, Lluïsa Vert.

blanc.1 - copia2Las enseñanzas de los sabios antiguos se han transmitido mediante la tradición oral (Foto: Mariannhill Mission, Natal).

Presentación

“Los antiguos (cabalistas) han enseñado que por la transgresión de nuestros primeros padres, el nombre divino fue partido en dos… Desde entonces estas dos partes que están vivas se buscan eternamente errando por los mundos. La obra de la cábala es reunirlas; también se denomina obra mesiánica… ”.(El Hilo de Penélope I)

Así, aludiendo a una separación, como tantas veces ocurre en los cuentos, empieza Emmanuel d’Hooghvorst el prólogo a su comentario sobre  Riquete el del  Copete en el que desarrolla una exégesis sobre su significado cabalístico. Siguiendo el planteamiento de este autor podría decirse que los cuentos son relatos simbólicos de las aventuras y desventuras que le suceden al  ser humano exiliado en este mundo y también de los peligros que debe afrontar para poder recuperar su estado original.

Los cuentos son relatos simbólicos de las aventuras y desventuras que le suceden al ser humano exiliado en este mundo y también de los peligros que debe afrontar para poder recuperar su estado original.

D’Hooghvorst termina su prólogo con las siguientes palabras: “Este cuento es un midrach destinado a los niños para decirles ‘a qué se parece la cosa…’”, pues, añade: “los niños no necesitan explicaciones, son inteligentes y lo comprenden todo en seguida. En cambio, los mayores han ido a la escuela y siempre hay que explicarles las cosas” (El Hilo de Penélope I). “A qué se parece la cosa”, estaríamos hablando, pues, de los símbolos y las parábolas, y dentro de este apartado, es evidente, se encuentran los cuentos. Los cuentos tradicionales contienen una sabiduría que se transmite por alusiones y que no pretende ser comprendida por la razón sino por la intuición profunda.

Incluimos una selección de cuentos cortos agrupados según cinco tradiciones distintas que, por su brevedad representarían tan sólo instantes o fragmentos de esta aventura a la que acabamos de referirnos, que no acaba en este mundo sino que. al contrario, tiene que ver con un mundo por venir o una edad ideal, a la que los antiguos llamaron de oro, que es nuestro origen y a la que estamos destinados a volver.

El relato que se desarrolla en cada uno de ellos se refiere a la propia esencia del ser humano por lo que se ha venido contando y transmitiendo de generación en generación en todas las lenguas y en todas las tradiciones, bajo formas y ropajes distintos, pero con el mismo fondo común. Por eso, no es extraño encontrar el mismo cuento en dos tradiciones diferentes adornado, eso sí, con detalles propios de cada una de ellas. En muchos de estos cuentos se deja oír la voz de alguno de los grandes maestros de las tradiciones a las que pertenecen, quienes han procurado siempre y en cualquier parte, despertar el recuerdo del origen divino del ser humano y hacerle consciente del destierro al que está sometido.

En muchos de estos cuentos se deja oír la voz de alguno de los grandes maestros de las tradiciones a las que pertenecen.

El sentido final de estas narraciones no es moral ni terapéutico, sino iniciático; su objetivo es mantener vivo el recuerdo del drama de la humanidad: su origen divino, su exilio o su caída en un mundo oscuro y caótico, separado de aquella unidad primordial, y la posibilidad de su regreso o salvación. Por eso, en esta selección se ha incluido una tradición no muy conocida, al menos en el mundo actual, pero que se basa precisamente en la búsqueda de la regeneración de toda la creación; nos referimos a la alquimia, un arte y una ciencia que Emmanuel d’Hooghvorst describió como: “Una santa aventura, conocida en Egipto, tumba de Osiris” (El Hilo de Penélope II). Egipto, o la tierra negra, es el símbolo de la materia con la que trabajan los alquimistas y que en su interior contiene el oro representado por Osiris, una materia que en este mundo se encuentra cruda y que ha de cocerse hasta su completa purificación y coagulación, en el oro filosófico.

Ésta es la labor de la alquimia, sin embargo, no todo está en este mundo y la obra necesita también de una ayuda celeste, o bendición, para que la cocción pueda llevarse a cabo.  Se trata pues de un misterio o de una “santa aventura” que implica una unión, la del cielo y la tierra, o, según el planteamiento inicial de D’Hoohgvorst en relación a la unión del Nombre divino.

Jacqueline Kelen explica lo mismo en su trabajo  sobre los cuentos de hadas, estas historias que se han transmitido a través de las edades y que: “Incansablemente, restauran los hilos que unen la Tierra al Cielo, la  humanidad a los dioses, el alma a su patria original. Pacientemente murmuran al oído de pequeños y mayores, una sabiduría muy antigua, pero no vieja, sino audaz, ferviente, una sabiduría viva, que a través de los siglos y los países, filosofía, mitos y religiones, reviste ropas diversas, se desliza bajo hábitos severos o se adorna con vestidos resplandecientes».

Los  cuentos, incansablemente, restauran los hilos que unen la Tierra con el Cielo, la  humanidad con los dioses, el alma con su patria original.

El destino del hombre es el de volver a su estado original, pero enriquecido por el tesoro oculto en este mundo y guardado, según dicen, por un monstruoso animal. Ésta es la aventura que se propone en los cuentos y que se ha explicado, bajo “hábitos severos o vestidos resplandecientes”, en multitud de relatos contados alrededor del fuego desde los principios de la humanidad. A partir de este enfoque, los cuentos adquieren otro sentido, ¿o, quizá, debería decirse: ‘el sentido’?

SELECCIÓN DE CUENTOS

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Cuentos judíos

La tradición judía contiene un conjunto de enseñanzas que se han transmitido ya sea por medio de las escrituras o por medio de las enseñanzas orales impartidas por los maestros a sus discípulos muchas veces en forma de parábolas o cuentos. Aquí presentamos una pequeña muestra.

 

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Cuentos zen

Una conocida rama del budismo ‘mahâyâna’ es el zen. En esta tradición se ha utilizado, entre otros medios, la virtud de los cuentos para provocar el despertar interior. He aquí una pequeña muestra de esta literatura.

 

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Cuentos alquímicos

Casi todos los relatos  que aquí se presentan no fueron concebidos como tales sino que son fragmentos de distintos tratados alquímicos, sin embargo, en ellos el modo de contar las metamorfosis de la materia filosófica recuerda la narración de los cuentos tradicionales.

 

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Cuentos mitológicos

Los cuentos mitológicos se refieren a los dioses que habitan el Olimpo, a sus aventuras y a sus relaciones con los mortales. Aquí presentamos una pequeña muestra de ellos.

 

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Cuentos sufís

Los cuentos orientales, y los árabes en particular, han sido los modelos para muchos cuentos posteriores recogidos en diversas tradiciones. Algunos de los que aquí se presentan pertenecen a una facción dentro del islam que es el sufismo y concretamente a uno de sus más conocidos representantes Farid-ud-Din Attar.

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Cuentos de viajes

Los textos que siguen son relatos de viajes a una geografía extraña en la que lo alto y lo bajo, o lo interior y lo exterior, están situados en un lugar “otro”, distinto del que el hombre conoce a partir de sus sentidos exteriores. Un lugar que, sin embargo, tiene mucho que ver con el ser humano, pues como se dice en el Evangelio de Lucas: “…el reino de Dios está dentro de vosotros” (6, 17-19) y, con él, todos los universos.